Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un estofado de carne suavecito, con papitas sancochadas, pasas, arrocito graneado, rocotito y, para tomar, un emoliente calientito. “María, la inseguridad ciudadana se ha convertido hace tiempo en el Perú, y especialmente en Lima, en una crisis incontrolable que acaba con la vida de miles de personas inocentes, pues los criminales asesinan hasta a menores de edad, mujeres y ancianos. Pero eso no es todo, ya que también atenta contra la economía de las familias y del país, pues miles de negocios se ven obligados a cerrar por culpa de sanguinarias bandas de asaltantes y extorsionadores. Pongo como ejemplo el caso del empresario, en Ate Vitarte, con más de veinte años dedicados a la comercialización de cerveza al por mayor, pero que de la noche a la mañana comenzó a ser víctima de una banda de venezolanos que le exigían cupos con amenazas de muerte. Como no pagó lo que le pedían, dispararon a su local catorce veces. Una bala hirió a su sobrino de 19 años, quien quedó grave pues el proyectil se alojó cerca de uno de sus pulmones. La Policía ha capturado a siete extranjeros, a quienes les encontraron varias armas y hasta una granada. Señalan que se dedicaban a extorsionar a más comerciantes de Ate y de Lima Norte.

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El empresario cervecero ha mudado a su familia y anunció que cierra su negocio, pues teme que lo maten a él y a los suyos. Como estas víctimas, hay miles más que están libradas a su suerte, sin ninguna protección. Cada día hay miles de robos en las calles, en las que es muy difícil encontrar un policía. Urge que el Gobierno adopte una plan de emergencia en el acto para frenar a esta enorme ola delincuencial, pero es imposible que lo haga cuando en solo un año en el poder han pasado ¡¡siete ministros del Interior!! Con tantos cambios es ilógico pensar que se puede llevar a cabo un trabajo serio para controlar la inseguridad. El último titular de la referida cartera, Willy Huerta, más anda preocupado en otros temas relacionados a favorecer a Pedro Castillo, olvidando la lucha contra la criminalidad. Solo esperó unos días para solicitar la salida del coronel PNP Harvey Colchado del equipo especial de la Policía que está tras los pasos de los prófugos Juan Silva y Fray Vásquez. Mientras tanto, es una burla para los peruanos, quienes vivimos desprotegidos y a merced de las más variadas calañas de asesinos y asaltantes, ver a Castillo movilizarse en auto blindado y protegido por cientos de policías. Todo para que los periodistas no se le acerquen. El profesor sindicalista y rondero, quien decía ser del pueblo, hace que lo resguarden más que a un rey europeo”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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