El Chato Matta llegó ‘herido’ al restaurante. Olía a una mezcla de pisco y ron. Estuvo celebrando el feriado largo y se le fue la mano. Pidió un humeante caldo de gallina con presa grande, dos huevos, limón y ajicito molido. “María, el jueves cerca de la medianoche me mandó un mensaje el gran Pancholón: ‘Chatito, tú eres mi único amigo. No confío ni en mi sombra. Te espero con un Cartavio XO y unos chicharroncitos de pollo, no me falles’.
Apenas llegué, vi a Pancho junto a dos abogados del Callao, quienes leían unos mensajes en su celular. ‘Chatito, -me dijo-, me están acribillando por ‘wasap’, Instagram y Facebook, todo porque la semana pasada unos jóvenes universitarios me hicieron una entrevista y hablé sobre la abogada tóxica y la subieron a YouTube.
Al final, se viralizó en redes y salieron las bandidas a atacarme: ‘Pancho, eres una basura. Te botas como gran mujeriego y no cuentas que ahora solo rindes con Viagra y, encima, te quedas dormido. Nunca te voy a perdonar que te hayas metido con mi prima. Gordo cochino...’. ‘Qué pena me da ese hombre, se jacta de haber tenido muchas mujeres, pero estoy segura de que ninguna lo amó de verdad y ahora está abandonado. Pobrecito...’. ‘Ya estás viejo, no se te paran ni las moscas...’.
Asuuu, las frases eran muy fuertes, algunas irreproducibles. Pancho sonreía y se puso a cantar un tema antiguo del gran Tommy Olivencia: ‘A ese hombre que tan orgulloso ahora va contigo/ por qué no le dices toda la verdad/ que fuiste mi amante/ que me diste todo cuanto sabes dar/ que junto en mis brazos te hiciste mujer/ y aún sientes mis besos quemando tu piel/ que piensas en mí/ estando con él/ mientras te acaricia lleno de pasión, tu mente es infiel...’
‘Chato -me dijo el gordito-, un mujeriego como yo, con tantas noches y amanecidas, cosecha odios y tempestades. Hay muchas mujeres que me odian y hasta me hicieron brujería y me clavaron alfileres, pero qué puedo hacer. No pudieron conmigo.
La verdad es que un varón nunca debe hablar de su pasado con las damas. Se me fue la lancha. Conté cosas que deberían estar bien guardadas. Chato, sé que soy una especie en extinción, machista y cavernícola. Ahora veo casos de hombres que se depilan las cejas, se pintan los dedos de las uñas, se hacen peeling en las piernas y se cuidan más que mujercitas con cremitas y gel.
Yo soy de los machos antiguos, salvajes, hago el amor después de jugar fulbito con los abogados del Callao y así me aman. Pero sé respetar a las damas decentes y fieles’. Los abogados empezaron a interrogar al maestro.
ABOGADOS: ¿Te mandas o ellas se mandan?
PANCHOLÓN: El amor es química pura, he visto billeteras gruesas que rebotan como el pizzero y esos dan pena. Hay que ser carismático, entrador y caballero cuando se enamora. Después, ya que pase lo que pase. Y campeono porque campeono en La Posada”. Pucha, ese señor Pancholón es muy mujeriego, además de cochino y sinvergüenza. Me voy, cuídense.