Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un chicharrón de pescado estilo carretillero acompañado de una salsa criolla y canchita serrana. Para calmar la sed pidió una jarrita con agua de maracuyá.
“María, un grupo de 10 escolares peruanos, de entre seis y 15 años, arrasaron con las medallas de oro en el Campeonato Sudamericano de Ajedrez que se realizó en el Callao. Un orgullo realmente para el país. Esto demuestra que, al margen de la corrupción, los escándalos en la política y la ola delincuencial que no nos da respiro, hay un sector de la población que hace patria trayendo medallas para el país o destacándose por sus logros individuales en el campo de la ciencia o la educación.
Creo que en esos sectores nos debemos enfocar. Ya basta de soportar a congresistas viajeros con nuestra plata, que se suben el sueldo y se dan bonos, a ministros corruptos o a presidentes coimeros. Mejor invirtamos en el deporte y la ciencia. Aprovechemos los talentos que tenemos antes de que se vayan del Perú por falta de oportunidades, como está ocurriendo en los últimos años.
Hace un tiempo, Alan García tuvo una buena idea de hacer los colegios de alto rendimiento, un plan educacional que atraía a estudiantes con habilidades sobresalientes a fin de darles un servicio educativo de calidad y equidad, orientado a potenciar esas habilidades. Creo que debemos potenciar a estas instituciones y construir más en todo el país. Igualmente, dotar de la mejor tecnología a las universidades públicas prestigiosas, tipo San Marcos, la UNI o la Agraria, así como convocar a los mejores profesores para sacar profesionales de primera que impulsen el desarrollo económico de la nación.
La tecnología y el apoyo del Estado han sido las claves para el despegue de países del primer mundo, como Alemania, Japón, Corea del Sur, Canadá o Tailandia. Tenemos un suelo rico en minerales, un mar lleno de especies, un pueblo creativo y una selva impresionante. Aprovechemos eso con trabajo y esfuerzo”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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