Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una parihuela de cachema acompañada de arrocito blanco y rocotito molido. Para calmar la sed pidió una jarrita de chicha morada. “María, terrible el caso de una chica venezolana, quien fue degollada el fin de semana por su pareja de la misma nacionalidad, que luego la abandonó agonizante en una calle de Surco. Luego, el desquiciado sujeto se suicidó arrojándose de un puente en la Panamericana Sur.
El hecho se habría desencadenado por celos. Este tipo de hechos deben llevar a la reflexión a muchas jóvenes que tienen relaciones tóxicas y no se quieren separar por miedo, amenazas o por tercas. Hay una cosa que deben aprender para toda la vida: hombre que pega una vez, pega siempre.
Sobre todo deben estar atentas a las señales. Si de entradita tu enamorado te grita, te insulta o separa de tus amistades, apártate. También si te manipula, amenaza o te controla como si fueras una menor de edad. Las agresiones siempre van a ir aumentando. Hoy es un grito, luego un insulto o zamaqueo. Después una cachetada, patadas y hasta te pueden matar, como ha pasado con la venezolana.
Chicas, hay que tener bastante autoestima y quererse demasiado para evitar este tipo de relaciones. Nadie tiene el derecho de golpearlas o tratarlas mal. Ustedes no son propiedad de nadie. Y son tan capaces como cualquier hombre. Ámense y rompan cualquier relación tóxica. El mundo no va a desaparecer si dejan a ese mal hombre.
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