Mi amigo, el fotógrafo Gary, llego al restaurante por un guiso de quinua con arrocito blanco graneado y una plancha de pollo doradita y, para la sed, un emoliente calientito.
“María, por mi trabajo recorro Lima entera y en todas partes hay caos vehicular. No veo un solo lugar donde exista el orden o respeto de los conductores hacia otros choferes y menos a los peatones. Y no creo que haya una sola persona que esté conforme con los peajes. Hay tantos en la misma ciudad que resulta increíble.
Si uno toma la carretera Ramiro Prialé, paga 5.70 soles de peaje antes de ingresar a la Vía de Evitamiento y si avanzas por esta ruta unos tres kilómetros, debes pagar otros 5.70 soles de peaje para entrar a la Línea Amarilla con dirección al Callao. ¡¡En total, 11.40 soles!! Un verdadero abuso, aunque muchos lo llaman un robo.
Lo mismo pasa en la Vía de Evitamiento, donde se debe pagar 5.70 a la altura de la avenida Separadora Industrial. Y si se necesita ingresar a la misma avenida Separadora Industrial, entonces tienes que pagar otros 5.70 soles de peaje. ¡¡O sea que en unos 50 metros debes desembolsar 11.40 soles!! Esta tiranía, esta burla, los habitantes de Lima la padecemos desde hace años porque no hay ninguna autoridad que se atreva a defender a los ciudadanos.
Con la exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, en prisión por haber recibido millones de dólares de las empresas brasileñas Odebrecht y OAS, con las que luego firmó contratos de concesión de peajes, no queda otro camino que anular esos acuerdos. La ciudadanía exige que el burgomaestre Jorge Muñoz se ponga los pantalones y defienda a la ciudad. Puede tener todas las sesiones extraordinarias del Concejo Metropolitano de Lima que quiera para analizar dichos contratos, pero al final no pueden continuar vigentes.
Hasta octubre del 2013, el peaje costaba 3 soles, pero luego lo subieron a 4 soles, en el 2016 lo elevaron a 5 soles, en el 2017 a 5.30 soles y en octubre del año pasado llegó a los 5.70 soles actuales. Este es un negociado multimillonario que nació de acuerdos nauseabundos bajo la mesa, de arreglos mafiosos entre malos empresarios y autoridades corruptas y, por lo tanto, no pueden ser mantenidos.
La investigación tiene que ir antes de la gestión de Susana Villarán, pues en el 2009, el entonces alcalde Luis Castañeda Lossio dio la concesión de la Línea Amarilla a OAS por 30 años. Villarán amplió ese plazo 10 años más. Otro tema es el caos vehicular. Los conductores hacen lo que les da la gana, pues te meten el carro, tocan el claxon como salvajes, no respetan los límites de velocidad ni los semáforos, en fin. Cada año hay miles de muertos y heridos en accidentes de tránsito. Acá también el alcalde debe poner mano fuerte o de lo contrario seguirá el caos”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
NOTICIAS SUGERIDAS
Contenido GEC