Mi amigo Gary llegó por su lomo saltado con papas nativas y su crema a la huancaína, además de su refresco de carambola fresquecito para la sed. “María, leí en Facebook un interesante relato que me hizo sonreír y reflexionar. Se trata de un niño de 12 años al que su padre obliga a acompañarlo al velorio de un amigo suyo.
Cuando llegan al lugar, el pequeño se queda a un lado de la entrada para esperar a su papá. De pronto un hombre se le acerca, le toca el hombro y con voz triste le dice que ‘aprovechara la vida en hacer cosas buenas, que la vida se pasa rápido, que estudiara mucho y no perdiera el tiempo cometiendo tonterías’.
Luego el tipo desapareció. Su padre le pidió al niño que se acerque para ‘despedirse del muerto’. A regañadientes, el pequeño llegó hasta el féretro y con horror vio que se trataba del mismo hombre que le habló en la puerta. Se le erizó la piel y desde entonces toda su infancia y juventud no pudo dormir tranquilo.
Ni los psicólogos ni los psiquiatras solucionaron su trauma, cuya causa nunca le reveló a su padre ni a su madre. Ya adulto descubrió algo que cambió su vida. ¡El muerto de sus pesadillas tenía un hermano gemelo!
La metáfora de este relato es que muchas veces hacemos ‘una tormenta en un vaso de agua’. Sin conocer bien las causas de un problema, nos atormentamos y no les buscamos la solución adecuada. Sin embargo, todas las tormentas, por más grandes que sean, llegan a su fin. Aquí te dejo unos tips para tus lectores:
- A veces hacemos un drama de algo insignificante. Hay que darle a las cosas la magnitud que les corresponde.
- Vive, ama y, sobre todo, sé positivo. No hagas una tormenta en un vaso de agua.
- Trata de ver las cosas con claridad y objetividad. Asume la adversidad desde una perspectiva más positiva.
- Esconder y reprimir las emociones no sirve de nada. Enfrenta los problemas y búscales solución con la mayor tranquilidad posible.
- Ante cualquier problema, redirige tus pensamientos hacia tus potencialidades, no te centres exclusivamente en lo negativo.
- Si te topas con alguna dificultad, debes darte un tiempo razonable para asimilarla y pensar en la situación en busca de una solución.
- Evalúa tus miedos y creencias en cuanto al problema. En la desesperación, generalmente se piensa en posibilidades que nunca ocurrirían, pero si no las descartas pueden interferir en tus decisiones”. Qué buena historia. Mi amigo Gary tiene razón. Me voy, cuídense.