Mis amigos periodistas, el fotógrafo Gary y el gigantón ‘Barney’, llegaron al restaurante para llevarse sus lentejitas con arroz graneadito, un bistéc encima y mazamorra morada. “María, nos encontramos con el legendario periodista de policiales, ‘El Sonámbulo’. ‘Coleguitas, nos dijo, ahora que se habla de reabrir el penal ‘El Frontón’, me acordé de un periódico en el que trabajé en los años 90 donde el director era un gringo inmenso que llegaba al diario con dos perros finos, que llevaba cuidadosamente un guardaespaldas moreno, ya entrado en canas, el tristemente célebre ‘Gavilán’ Cortés, un antiguo presidiario de la banda de ‘Tatán’, el famoso ladrón de los años cincuenta del siglo pasado, quien murió asesinado por la ‘China Peralta’ en el ‘Panóptico’.
Mi amigo, el más grande redactor de crónicas policiales del país, Jorge ‘Coco’ Salazar, de ‘Caretas’, me contó los pormenores. ‘Tatán’, famoso ratero que se presentaba en terno a sus audiencias y tenía pinta de galán de cine mexicano, con bigotitos, asesinó a ‘La Zamba’ a traición, mientras este dormía.
El famoso ladrón le echó kerosene y le prendió fuego. Nunca dijo los motivos, pero se libró de ese crimen gracias a la defensa de su abogado, el aprista Carlos Enrique Melgar, quien se hizo conocido por ese caso. Pero si bien salió de la cárcel y hasta trabajó de ‘seguridad’ en una joyería, de las entonces ‘fichas’ Galerías Boza, volvió a las andadas y terminó en ‘El Frontón’.
Allí también fue recluido un homosexual avezado y asesino, ‘La China’ Peralta, amante de ‘La Zamba’. Llegó para vengar a su hombre. ‘Tatán’ no era chavetero y murió ante la navaja diestra del gay.
Muchachos, aqui viene la historia del guardaespaldas del director del diario. ‘Gavilán’ Cortés me la contó boca a boca en una de mis comisiones ultrapeligrosas de ‘Los Barracones’ del puerto, donde siempre me acompañaba en las madrugadas.
‘Sonámbulo -me reveló Gavilán- yo cometí un delito a propósito, porque quería que me encerraran en ‘El Frontón’, donde estaba ‘La China’, para matarlo y vengar a ‘Tatán’. Y logré mi cometido. Sabía que ‘La China’ era zurdo. Cuando le lancé un huaipe a la cara, levantó el brazo izquierdo con el que cubría el corazón, y en ese flanco descubierto le clavé mi lanza'.
Gavilán tenía un aspecto temible -explicó ‘El Sonambulo’-, le miraba las manos asesinas y eran grandazas. Pero en los años noventa ya estaba viejo y plantado. Pero las palabras de ‘Gavilán’ hasta ahora las recuerdo: ‘Antes llamaban ‘faites’ a los delincuentes bravos, porque venía del inglés fighter (peleador).
Habían reglas, códigos, en los duelos, que eran a chaveta, con lanza, cuchillo o verduguillo. Nadie se metía, la pelea era de uno a uno. y habían duelos al primer tajo o a muerte. No como ahora, que los más sanguinarios y temidos son enanitos de un metro cincuenta que solo andan con pistolas y son ‘gatillo flojo’. O peor aún, sicarios que matan a traición. Eso era algo intolerable en mis tiempos'”. Pucha, qué tenebrosa historia. Me voy, cuídense.