Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una parihuela de pescado con mariscos, arrocito blanco al costado y, para la sed, una chicha morada friecita. “María, el país vive en tal ambiente de inseguridad ciudadana, de falta de orden y de informalidad que la gente ya está harta. Delincuentes peruanos y extranjeros te disparan en cualquier esquina y hasta en algún restaurante para robarte 10 soles.
Uno ya no puede estar seguro ni en su casa, pues allí tú y tu familia pueden hallar la muerte más horrible por culpa de las autoridades que no cumplen su trabajo y dejan circular camiones ladrilleros convertidos en cisternas de gas que se rompen con facilidad y provocan incendios espantosos.
Los padres tienen que rezar y armarse hasta con palos para ir a los paraderos a esperar a sus hijos que vuelven de estudiar, pues deben defenderlos de los maleantes que los esperan dispuestos a matarlos para robarles el celular o la mochila. Esta situación caótica y de miedo generalizado que viven millones de peruanos, y de la que los políticos parecen no darse cuenta o no les importa, ha hecho, por ejemplo, que mucha gente convierta a un político como Daniel Urresti en el congresista más votado de las últimas elecciones.
Es que el general en retiro del Ejército se ha construido una imagen de luchador implacable contra los delincuentes, a los que enfrenta cara a cara. El Gobierno de Martín Vizcarra debería hacer más para frenar la delincuencia, comenzando por construir más cárceles, al menos una, porque cada vez aparecen más delincuentes a los que no hay dónde encerrar cuando son atrapados.
Las prisiones del país están tugurizadas y los presos viven hacinados. La creación de un comando especial para atrapar delincuentes venezolanos ha sido criticada por algunos, pues dicen que promueve la xenofobia y solo se hizo para lograr un golpe de efecto en la población. Lo que no pueden negar es que muchos de los criminales ‘llaneros’ que llegaron al Perú son de los más sanguinarios, acostumbrados a descuartizar a personas mientras se graban.
El grado de violencia que muestran no se había visto hasta hoy en el país y se sospecha que el desquiciado Nicolás Maduro estaría sacando de las cárceles de Venezuela a los asesinos más salvajes con la única condición de que vengan al Perú, país al que odia por acoger a tantos de sus compatriotas.
La gran mayoría de venezolanos en nuestro territorio son personas honradas y trabajadoras, y esos criminales los perjudican. Además de la policía, jueces y fiscales también deben aplicar las leyes con severidad para que no dejen libres a estos peligrosos sujetos”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.