Este Búho toma su juguito bien frío de naranja y queda listo para el inicio de la presente semana, que será decisiva en esta campaña presidencial. Julio Guzmán y César Acuña cruzan los dedos y se encomiendan a todos los santos para que el Jurado Nacional de Elecciones decida, en última instancia, dejar sin efecto el fallo del Jurado Electoral Especial Lima Centro 1,que la semana pasada sacó a ambos de carrera. Pero parece bien difícil que alguien los salve.

Esta campaña es aleccionadora, porque demuestra el daño que las autoridades electorales pueden causar cuando no actúan a tiempo. Parece una locura que, cuando faltan 35 días para las elecciones del 10 de abril, los peruanos aún no sepamos quiénes son los candidatos. ¿Cuándose podrán imprimir las cédulas de votación? ¿Y habrá tiempo para enviarlas a los rincones más apartados del país, sobre todo a los pueblos de difícil acceso en las regiones que han sufrido huaicos e inundaciones que destruyeron puentes y carreteras?

Al ‘Moradito’ se le excluye por errores en su inscripción. Si lo hubieran hecho con celeridad, cuando aún no crecía en las encuestas, no habría existido mayor problema. Pero se decide sacarlo cuando tiene una aceptación que bordea el veinte por ciento. Sus simpatizantes sienten que les están haciendotram- pa, que les están negando el derecho de elegir a su can- didato. En el caso de Acuña, lo apartan por regalar plata a la gente en plena campaña, lo que se interpreta como la compra devotos. Este columnista cree que le están haciendo un favor al sacarlo. Desde sus escándalos por plagio comenzó a caer (antes de eso estaba estancado desde noviembre) y, pese a toda la ‘plata como cancha’ que metió en propaganda, su derrota parecía cantada. Si se confirma que queda excluido, podrá decir a sus electores que lo sacaron a la mala, porque le tenían miedo y no querían que ‘un provinciano surgido de abajo’ sea presidente.

Pero al margen de esto, sea cual sea la decisión del Jurado Nacional de Elecciones sobre la suerte de Acuña y Guzmán, de todas maneras se lanzarán acusaciones de estafa, trampa y fraude. Nada peor para la legitimidad del próximo gobierno y la continuidad de la democracia.

Por eso, me parece irresponsable que algún aspirante ‘pitufo’ haya renunciado a su candidatura aduciendo que el Jurado no garantiza un proceso limpio. Dando a entender un posible fraude. Claro que la actuación de las autoridades electorales deja mucho que desear y es lógico que los electores piensen que algo turbio podría motivar sus fallos. ¿O acaso alguien ignora que detrás de algunas candidaturas hay apetitos desmedidos de poder y dinero, intereses ocultos, negocios bajo la mesa que se pueden venir abajo?

Pero si no hay pruebas o indicios claros de fraude, aparte de una evidente incapacidad en el cumplimiento de los plazos de parte de los árbitros de esta contienda electoral, los políticos tienen la obligación de actuar y hablar con más seriedad y cautela. Nada de enrarecer aún más el actual ambiente pesado de este proceso.

Hoy solo queda exigir al Jurado Nacional de Elecciones que actúe con la mayor rapidez y honestidad posibles. Y que cada candidato asuma sus culpas y responsabilidades. Pero como siempre digo, estamos en el Perú y, a poco más de un mes para las elecciones, cualquier cosa puede pasar. Apago el televisor.

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