Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una rica carapulcra chinchana con carne de chanchito, salsa criolla y una sopa seca de gallina con yuquitas. Y, para tomar, chicha morada fresca.
“María, Lima cada día se parece más al ‘lejano oeste’ de las películas de cowboys, donde todo se resolvía a balazos en cualquier lugar y momento. Hoy salir a comer a la calle es casi como jugarse la vida en una ruleta rusa, pues los asaltantes pueden iniciar un tiroteo de día o de noche, en una pollería, chifa o carpa de caldo de gallina. Prefiero pedir un pollito a la brasa, un chifa, por delivery y así disfruto mi comida tranquilo, sin mirar a cada rato a la puerta a ver si entran delincuentes con armas en mano.
Vivimos en un estado de temor permanente. Lo que ocurrió la tarde del martes, en un chifa del Rímac, grafica el terrible nivel de violencia que atraviesa el país. El instructor del Ejército y dueño de una empresa de seguridad retiró 16 mil soles de un banco de la avenida Alcázar y, con un acompañante, se dirigió a un chifa de la calle Antón Sánchez donde se sentaron para almorzar. Todo era grabado por las cámaras de seguridad del local. No sospechaban que eran seguidos desde la agencia bancaria por un grupo de ‘marcas’.
De pronto, ingresaron al local una mujer y dos tipos en actitud sospechosa, lo que alertó al militar y su amigo. Los delincuentes, una vez que ya han estudiado el lugar, salen del local, pero regresaron poco después a toda velocidad, decididos a perpetrar el atraco y llevarse el dinero. Pero el instructor ya los estaba esperando y los recibió a balazos. Los delincuentes, sorprendidos, también dispararon. El infernal tiroteo duró unos cuantos segundos que debieron parecer una eternidad para los presentes. De milagro, ningún comensal o trabajador del lugar resultó herido o muerto.
En las imágenes se ve que el empresario baleó de cerca a uno de los maleantes que, de manera sorprendente, no cayó, sino que huyó a gran velocidad. ¿Estará grave, muerto? La situación realmente es grave y espero que el nuevo ministro del Interior de PPK sea capaz de dar soluciones. Lo que menos necesitamos es un teórico que hable bonito y aparentemente conozca del problema, pero que sea un incapaz en la práctica.
Tampoco queremos a un tipo que ‘apantalle’ a la gente dirigiendo él mismo operativos aquí y allá, mismo comando, pero que se quede ahí nomás y no plantee soluciones profundas, que son las que realmente harán un cambio. El ministro debe ser un teórico, un conocedor, pero también un hombre operativo que tenga pantalones y decisión”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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