Este Búho se olvida, por un momento, de la encarnizada lucha electoral entre Keiko y PPK y me pongo a pensar en lo que se han convertido las calles de nuestro querido Perú. Después de la sanguinaria violencia terrorista, la inseguridad ciudadana es el principal tema que preocupa a los peruanos de bien. Solo México nos supera en los altos índices de muertes por violencia delincuencial. Ni un astro del fútbol, como Alan Pulido, se salvó de ser secuestrado en Tamaulipas, una zona donde la violencia de los narcos se mezcla con la de secuestradores y extorsionadores.
¡Y se supone que era el ídolo local! Es como si aquí en Perú secuestraran a Paolo Guerrero. Pero México vivió por lustros bajo el dominio de los cárteles de la droga, porque altos funcionarios del gobierno y hasta los generales, que capitaneaban la lucha antidrogas ¡¡estaban en planilla de los jefes de los narcos!! En la serie ‘El señor de los cielos’, el personaje del general Guernica, el jefe antidrogas, que se alía con el capo ‘Chema’ Venegas (‘El Chapo’ Guzmán), es en la vida real el ‘Zar antidrogas’ de México, el general Mariano Herrera Salvati, quien recibía millones de dólares de los capos de la droga y fue procesado por narcotráfico. Increíble el grado de podredumbre institucional, mismo Montesinos.
El peor cáncer que le puede pasar a una sociedad es que el narcotráfico se infiltre en las instituciones que están obligadas a combatirlo. Esa es la lección número uno. En el Callao, pese a que está en emergencia, casi a diario hay asesinatos. Todos generalmente vinculados a las mafias de construcción civil y a la del narcotráfico. No es casual que muchos de los muertos sean estibadores, coludidos con las bandas de ‘preñadores de containers’. Pero ya no solo es el Callao. En Lima ya nadie está a salvo. Hasta inicios de los ochenta, los únicos que pedían a gritos seguridad en Perú eran los dueños de los bancos y los propietarios de residencias de barrios exclusivos, que eran víctimas de bandas como ‘Los elegantes’ del ‘Loco Perochena’ y ‘La Gringa’.
Hoy, roban casas en humildes asentamientos humanos, en Villa El Salvador, San Martín, no solo en San Borja o La Molina. En los barrios más pobres de Lima asaltan a jóvenes, escolares y universitarios, para robarles sus celulares. Antes, los ‘bujieros’ robaban a los pasajeros de autos particulares. Ahora, hampones se suben a combis o micros no solo en los conos, sino también en Magdalena o Jesús María. Antes eran los banqueros las víctimas, hoy son humildes cambistas.
Si Quentin Tarantino estuviera en el Perú y viera lo que se ve en la TV, creo que se escandalizaría. Cámaras que filman cómo sicarios asesinan a dos comensales en una pollería delante de sus hijitos. Una campeona de muay thai se libra de las balas y su entrenador liquida a un delincuente. Se ve cómo por matar a un supuesto hampón de otra banda, sicarios eliminan a tres mujeres inocentes porque podían reconocerlos.
Fácilmente Tarantino hace una película más violenta que ‘Reservoir Dogs’. La inseguridad ciudadana se ha convertido en un tsunami que arrasa el Perú. No distingue sectores sociales, condición económica, tipo de negocios. Nadie está a salvo. Chifitas, pollerías, farmacias, cabinas de Internet, bodegas, salones de belleza de barrio, son víctimas cotidianas de esa violencia abusiva.
La salud mental en el país está por los suelos. Esos psicópatas que matan por un celular se supone que han estudiado en un colegio. Lamentablemente la educación pública no contempla preservar la salud mental de los alumnos. Llegan de hogares disfuncionales y al presentar mala conducta solo los expulsan o los jalan.
Ellos terminan saliendo a la calle a delinquir. Y cada vez son más. No necesitan salir en carro, pues con mototaxi o a pie, asaltan, matan o violan. Los adolescentes están desprotegidos. Veo a una joven ‘volando por los aires’ al lanzarse del hotel ‘Sheraton’ y me quiebro. Se tiene que hacer algo a todo nivel. Guerra sin cuartel a la delincuencia en Perú y desde los sectores Educación y Salud, priorizar una educación integral del alumnado.
No solo incentivar a los más inteligentes lo que es bueno, sino también enfocarse en los problemáticos, porque de allí salen los ‘pirañas’, pandilleros y delincuentes. El que llegue el 28 de julio debe pisar el acelerador. La delincuencia nos está ganando la batalla. Apago el televisor.
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