El fotógrafo Gary llegó al restaurante por una carapulcra con chanchito, yuca sancochada, salsa criolla y ajicito molido. “María, yo me pregunto qué gran país seríamos si no tuviéramos tantos corruptos. En el los presos hacen lo que les da la gana. Ese lugar solo se llama cárcel porque tiene un gran muro, tras el que están encerradas miles de personas. Pero nada más. Adentro nadie permanece en sus celdas. Es un centro del crimen donde se planean asesinatos, extorsiones, secuestros y otros delitos a la vista de todos. También es una cantina gigante en la que corren ríos de cerveza, whisky, vodka y, para los que tienen menos plata, la popular ‘chicha canera’.

Por su puesto, a penal de Lurigancho entran orquestas de salsa, grupos de chicha, con bailarinas y prostitutas. La mayoría de presos no hace nada productivo en todo el día. No trabajan. Se la pasan ocupados en sus turbias actividades. Muchos de los que se supone están en talleres para reducir sus condenas, en realidad no asisten pero, al final, obtienen los documentos que certifican que sí trabajaron. Además, el hacinamiento es inhumano, pues ‘Luri’ fue construido para albergar a 3 mil 204 internos, y hoy tiene a casi 10 mil. ¡Más del triple!

Esta terrible situación hace que los presos de penal de Lurigancho duerman hasta en los pasillos y deban pagar por una cama. Casi no hay control. El caos reinante, en el que es fácil contagiarse de tuberculosis y el VIH, es propicio para que ocurran las situaciones más inverosímiles. Por ejemplo, que en el penal una mafia se haya atrevido a montar ¡¡una empresa de venta de recargas para celulares!! Pero lo más extraordinario es que se realiza tan a la vista de todos y quienes se dedican a esta actividad no se esconden, sino que visten chalecos de color morado para ser fácilmente ubicados por cualquiera. Esto es de locos. Y es la prueba más clara de la tremenda corrupción en ese penal. Porque si no fuera así no podría ocurrir algo semejante.

Encima, Julio Magán, presidente del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) sale a decir que las imágenes de América TV, que hizo la denuncia sobre el penal de Lurigancho, son del año 2013. Pero se demostró que son de este año. En cualquiera de los dos casos, ese señor debería renunciar por dignidad. Este escándalo es mayúsculo, pero parece que no pasa nada, salvo decir que están investigando. Al comienzo me preguntaba qué país seríamos si no hubiera tanta corrupción. Tal vez como Suecia, donde el año pasado decidieron cerrar cuatro cárceles y un centro de rehabilitación ante el descenso en la cantidad de presos. Es decir, se están quedando sin delincuentes. ¡Cada vez hay menos criminales!”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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