Pena de muerte
Pena de muerte

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una poderosa parihuela de chita y mariscos, una porción de arroz blanco, limón, rocotito en rodajas y una chicha morada fresquecita.

“María, son terribles las imágenes del cruel asesinato del dueño de una casa de cambio en la Vía Expresa a manos de una banda de asaltantes. Estas alimañas fueron de frente a matarlo. Por eso, con justa razón, la ciudadanía exige la pena de muerte para lacras como esas. Porque cuando son atrapados, si no los sueltan pronto, los mandan a una cárcel donde viven a cuerpo de rey sin trabajar, mantenidos por todos nosotros con nuestros impuestos, donde planifican más asesinatos, secuestros y asaltos que les hacen ganar verdaderas fortunas. Todos estamos hartos de esta vergonzosa situación. Es una injusticia que estas cucarachas se beneficien de las leyes que quiebran todos los días, porque con plata manchada de sangre contratan abogados mafiosos y sin ética que, sobornando a autoridades corruptas, los sacan pronto de la cárcel para que continúen matando. Jamás entendí a los que dicen que la pena de muerte no sirve. Cómo no va a servir si borras del mapa a un criminal despiadado como los de la Vía Expresa.

Ya es hora de que la sociedad peruana separe a las personas honradas y decentes de la escoria que aterroriza, mata y provoca el atraso del país. Es tiempo de proteger a la gente honesta y trabajadora, y darle oportunidades para que progrese. Pienso, por ejemplo, en las miles de chicas que en cada semáforo venden bebidas a un sol, durante varias horas al día, soportando temperaturas de más de 30 grados, quemándose la piel y sudando a chorros. Mientras ellas trabajan tan duro por tan poco y sin embargo no se rinden, siguen en la lucha cómo puede ser posible que leyes inadecuadas, así como policías, fiscales y jueces corruptos e incapaces mantengan a criminales despiadados en las calles o en las cárceles viviendo sin trabajar y disfrutando de lujos.

Mantener esta vil injusticia es empujar a los honestos al mal camino. Aunque los que se autodenominan ‘defensores de los derechos humanos’ digan que es un crimen apoyar la pena de muerte, yo estoy de acuerdo con ella. No puede seguir viviendo un violador o asesino de niños, no deben continuar respirando delincuentes que matan a sangre fría, como los de la Vía Expresa. A esos hay que eliminarlos para hacer justicia a las víctimas y sus familiares y para comenzar a desinfectar este país”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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