Padres abusivos

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pescadito a la plancha con papas doradas, arrocito blanco, ensalada fresca con brócoli y un refresco de cocona con cubitos de hielo. “María, hasta ahora me cuesta ver el espantoso video del energúmeno José Luis Minaya Janampa, de 45 años, quien repetidas veces golpea, tortura e introduce a su pequeño hijo de cinco años medio desnudo en un lavadero lleno con agua mientras lo insulta y humilla. Hasta lo agarra de los pelos y lo levanta por los aires, mientras el pequeño le ruega aterrorizado que no siga pegándole.

Este caso ocurrió en Bellavista, donde los vecinos del abusivo, cansados de los gritos del menor, lo grabaron torturándolo e hicieron la denuncia ante la policía y la prensa. El agresor, un empresario, llevó hace un tiempo al niño a quien engendró en una relación extramarital a vivir con su familia donde la madrastra, al parecer, también lo insultaba. El menor hoy está bajo la protección del Ministerio de la Mujer, alejado de su mal padre, para quien han pedido prisión preventiva. Le hicieron exámenes psicológicos y físicos al pequeño y descubrieron que tiene cicatrices, lesiones y huellas de golpes.

Veo a mis hijos y no concibo cómo un papá puede provocar tanto sufrimiento a su pequeñito, tan frágil e indefenso. Cuál será el nivel de pánico y desesperación de un niño que se ve salvajemente maltratado, no por cualquier persona, sino por su propio padre la persona llamada a protegerla, y no tiene a quién recurrir. Esos abusos pueden provocar en el niño consecuencias psicológicas para toda su vida. Es muy probable que el menor maltratado de forma severa por sus progenitores repita este comportamiento, a su vez, con sus propios hijos. Golpear a un niño no es castigarlo, es hacerlo violento. Además, puede tener problemas de aprendizaje en el colegio, y de desarrollo intelectual.

Asimismo, mostrará baja autoestima y le será difícil relacionarse con otros niños y adultos. Incluso, los maltratados tienden a sufrir depresión y hasta pueden llegar a tener ideas de suicidio. Físicamente, podrían sufrir retrasos en su crecimiento y padecer desnutrición e infecciones. Los hijos no son propiedad de los padres, quienes no tienen ningún derecho a golpearlos ni humillarlos. Si vemos a un menor siendo maltratado, debemos intervenir. Es nuestra obligación. Los pequeños solo se merecen enormes dosis de amor. Deben ser guiados por sus padres con cariño, respeto y paciencia. Los padres, antes de levantar la voz en casa, debemos estar conscientes de que nuestros hijos nos están mirando y harán lo mismo después”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pescadito a la plancha con papas doradas, arrocito blanco, ensalada fresca con brócoli y un refresco de cocona con cubitos de hielo. “María, hasta ahora me cuesta ver el espantoso video del energúmeno José Luis Minaya Janampa, de 45 años, quien repetidas veces golpea, tortura e introduce a su pequeño hijo de cinco años medio desnudo en un lavadero lleno con agua mientras lo insulta y humilla. Hasta lo agarra de los pelos y lo levanta por los aires, mientras el pequeño le ruega aterrorizado que no siga pegándole.

Este caso ocurrió en Bellavista, donde los vecinos del abusivo, cansados de los gritos del menor, lo grabaron torturándolo e hicieron la denuncia ante la policía y la prensa. El agresor, un empresario, llevó hace un tiempo al niño a quien engendró en una relación extramarital a vivir con su familia donde la madrastra, al parecer, también lo insultaba. El menor hoy está bajo la protección del Ministerio de la Mujer, alejado de su mal padre, para quien han pedido prisión preventiva. Le hicieron exámenes psicológicos y físicos al pequeño y descubrieron que tiene cicatrices, lesiones y huellas de golpes.

Veo a mis hijos y no concibo cómo un papá puede provocar tanto sufrimiento a su pequeñito, tan frágil e indefenso. Cuál será el nivel de pánico y desesperación de un niño que se ve salvajemente maltratado, no por cualquier persona, sino por su propio padre la persona llamada a protegerla, y no tiene a quién recurrir. Esos abusos pueden provocar en el niño consecuencias psicológicas para toda su vida. Es muy probable que el menor maltratado de forma severa por sus progenitores repita este comportamiento, a su vez, con sus propios hijos. Golpear a un niño no es castigarlo, es hacerlo violento. Además, puede tener problemas de aprendizaje en el colegio, y de desarrollo intelectual.

Asimismo, mostrará baja autoestima y le será difícil relacionarse con otros niños y adultos. Incluso, los maltratados tienden a sufrir depresión y hasta pueden llegar a tener ideas de suicidio. Físicamente, podrían sufrir retrasos en su crecimiento y padecer desnutrición e infecciones. Los hijos no son propiedad de los padres, quienes no tienen ningún derecho a golpearlos ni humillarlos. Si vemos a un menor siendo maltratado, debemos intervenir. Es nuestra obligación. Los pequeños solo se merecen enormes dosis de amor. Deben ser guiados por sus padres con cariño, respeto y paciencia. Los padres, antes de levantar la voz en casa, debemos estar conscientes de que nuestros hijos nos están mirando y harán lo mismo después”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.