Opinión

Netflix: ‘Narcos’, la serie sobre Pablo Escobar en el análisis de ‘El Búho’

‘El Búho’ comenta ‘Narcos’, la serie de Netflix que presentó su segunda temporada.

Este mes de setiembre, la cadena de televisión estrenó la segunda temporada de la serie ‘Narcos’, que tuvo como argumento principal, en su primera temporada, el surgimiento del sanguinario , desde sus inicios como un vulgar contrabandista de cigarrillos y artefactos eléctricos, hasta su meteórico ascenso en el mundo del narcotráfico y el envío de miles de toneladas de cocaína a Estados Unidos, en más de una década, que lo consolidaron como uno de los diez hombres más ricos del mundo, según la revista ‘Forbes’. La temporada inicial terminó cuando Escobar, después de decretar una guerra contra el Estado colombiano, negocia con el gobierno y se interna en una cárcel que él mismo diseñó para evitar que lo extraditen a Estados Unidos. Pero desde allí continúa traficando y matando.

Cuando el gobierno decide trasladarlo a una verdadera prisión de máxima seguridad, se fuga. A partir de allí, el presidente César Gaviria, avergonzado y humillado porque el capo se burló de él, decide conformar ‘un bloque de búsqueda’ integrado por militares de élite incorruptibles, con la sola misión de acabar con la vida de Pablo Escobar y su ejército de sicarios. En esta segunda temporada son protagonistas nuevamente los dos agentes norteamericanos de la DEA, el policía ‘bueno’, el honesto efectivo Steve Murphy (Boyd Holbrook) y su compañero Javier Peña (Pedro Pascal). La serie nuevamente mantiene un hilo conductor con la voz en off del agente Murphy, un hombre que está decidido a acabar con la vida del ‘Patrón’. Pero ve que nada es lo que parece ser.

Mientras la DEA y el ‘Bloque de búsqueda’ tratan de lograr darle caza a Pablo Escobar según la ley, agentes de la CIA y el propio Javier Peña, a espaldas de Murphy, han mantenido contactos con una organización siniestra, los llamados ‘Pepes’ (Perseguidos por Pablo Escobar). Esta banda paramilitar comandada por Carlos Cataño, quien fue socio de Escobar y se dedicaba a combatir a la izquierdista guerrilla de las FARC en la selva del país, se traslada a Medellín aprovechando que Pablo está escondido y el Cártel de Medellín, dividido por los asesinatos que Escobar ejecutó contra sus propios socios y compadres, los hermanos Moncada y Galeano, en la cárcel de La Catedral. Los ‘Pepes’ comienzan una escalada de asesinatos y masacres contra todo aquel que tenga que ver con la organización criminal del prófugo.

Abogados, contadores, sicarios, hasta familiares, son asesinados y sus cuerpos exhibidos con cartelitos amenazando a Pablo Escobar : ‘ya llegará tu turno’. Hasta una residencia de su madre fue atacada con un coche bomba y el edificio donde vivía su esposa y sus dos hijos pequeños también sufrió un atentado con un carro lleno de explosivos. Su pequeña hija resultó con una irreparable pérdida de la audición de un oído por el estallido. En esos terribles momentos de violencia entre ambos bandos transcurre la segunda trepidante segunda temporada. Murphy se encuentra entre dos fuegos, pues sabe que por un lado el Cártel de Cali financia y da apoyo logístico a ‘Los Pepes’ y; por el otro, el presidente Gaviria prefiere hacerse de la vista gorda y evita condenar públicamente al nuevo grupo armado que desata otro baño de sangre en el país.

Si bien la serie utiliza valiosísimos documentos y filmaciones verídicas de la época, también hay ficción, para hacer ver mucho más cruda la bestial espiral de violencia que desangró a Colombia. ‘Los Pepes’ asesinaron, en la vida real, a uno de los abogados de Escobar: Guido Parra y a su hijo de 19 años. Los secuestraron y los ejecutaron con disparos en la cabeza después de maniatarlos en la maletera de un auto. Como no podía ser de otra manera, la temporada acabará con lo que sucedió en la vida real, el asesinato de Pablo Escobar, solo, abandonado, con un solo guardaespaldas, sin dinero, escabulléndose como una rata. Pero no cuento más. Y ya se anuncia una tercera temporada, donde el agente Peña regresará a Colombia para enfrentarse al Cártel de Cali, que comanda Gilberto Rodríguez Orejuela, sí, el mismo que quiso matar a Juan Gabriel cuando en su fiesta de cumpleaños, el cantante le estampó un sonoro beso en la mejilla. Apago el televisor.

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