Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos choritos a la chalaca y un chicharrón de pescado y mariscos con salsa criolla, rocotito y una jarrita de chicha morada. “María, me dio pena y vergüenza ajena ver al comandante de la Policía, Freddy Tuesta Chicana, quien era jefe de la comisaría de Buenos Aires, en Nuevo , capturado por sus propios colegas con 109 maletas que contenían droga. Lo agarraron el último sábado, en Casma, y le podrían dar 25 años de prisión por tráfico de drogas.

El mal oficial daba seguridad a la droga en Chimbote, que al parecer era de más de una banda, hasta que era introducida en alguna embarcación con rumbo al extranjero. Es muy grave el daño que malos policías le hacen al uniforme. Como este comandante al que no le importó manchar a su institución. Todos los días salgo de comisión con los tigres de Policiales y puedo dar fe de que la gran mayoría de agentes no solo son honestos, sino que arriesgan la vida enfrentándose a peligrosos asesinos, como los ‘marcas’, secuestradores, ‘raqueteros’, extorsionadores, sicarios y otras lacras, a los que ponen tras las rejas.

Porque cientos de bandas han sido desarticuladas por valientes policías, aunque luego muchos de esos criminales fueron liberados por nuestro sistema judicial corrupto que no se hace problemas para dar ‘arresto domiciliario’ a peligrosos homicidas reincidentes.

Por esa terrible corrupción, cuando los delincuentes son arrestados, la gente no se pregunta cuántos años de sentencia recibirán, sino en qué momento serán liberados. Claro que en la Policía Nacional hay más malos elementos, además del comandante capturado, ‘manzanas podridas’ que siempre intentarán contagiar a sus colegas honestos.

El próximo gobierno, que entra en julio próximo, deberá tomar medidas inteligentes y valientes para comenzar a acabar con la corrupción, no solo en la Policía, también en el Poder Judicial, el Ministerio Público y el INPE. Esa será una tarea titánica que tomará años, pero que se debe empezar a hacer. Los funcionarios deben ser elegidos tras haber sido sometidos a pruebas psicológicas, toxicológicas y hasta al detector de mentiras.

También deben dar un informe detallado de su patrimonio económico, de sus propiedades para que, cuando dejen el cargo, sean auditados. Cualquier reforma en la Policía o cualquier otra institución debe comenzar por apartar a los corruptos. Mientras exista corrupción, todo seguirá igual o peor”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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