Este Búho vuelve a sentir la misma rabia, la misma impotencia y el mismo dolor que aquella noche del 8 de agosto del 2010, cuando en la Redacción del diario vi en los noticieros las imágenes de aquel feroz atraco que unos malditos delincuentes habían ejecutado contra un auto particular a plena luz del día en la Vía Expresa. Los facinerosos dispararon al carro donde se movilizaban dos esposos, Luis Cornejo y su señora, así como su nietecita Romina, entonces de tan solo 3 años. La pequeña falleció ayer luego de cinco años de lucha incansable. Los asaltantes habían seguido al abuelo, que trabajaba como cambista, y su objetivo era robarle el ‘canguro’ donde llevaba 5 mil dólares.
Dispararon sin importarles el llanto de la niña. El balazo se alojó en el cuellito de Romina Cornejo. Desde esa fecha, la palabra ‘marcas’ pasaría al diccionario universal de la delincuencia en el Perú. Ya las calles se habían vuelto tierra de nadie y empezaron a formarse bandas de ‘marcas’, quienes se llamaban así porque, a diferencia de los típicos asaltantes, cuyos ‘golpes’ se daban a bancos, empresas o camiones de caudales, estos miserables seguían a ciudadanos indefensos, que retiraban fuertes sumas de dinero. Este brutal golpe de la delincuencia, que afectó a una niñita, desnudó en toda su magnitud la ferocidad de estos criminales. Romina estuvo en estado de coma varios meses. Su caso se volvió emblemático y el gobierno de Puerto Rico brindó la ayuda necesaria para su recuperación, pero quedó cuadripléjica. Mientras poco a poco se restablecía, los ‘marcas’ ganaron protagonismo y expansión. Ahora circulan por toda la ciudad en carros robados, al acecho no solo de clientes de bancos, sino de día y de noche, de cualquier transeúnte que camina con cartera o maletín.
Ya han asesinado a una mujer que no se dejó robar su celular en La Molina. También al jugador de la selección de rugby, que se defendió cuando quisieron quitarle su camioneta en Monterrico. En este caso, el asesino plenamente identificado ¡¡fue capturado y luego dejado en libertad!!, como denunció el indignado padre del desafortunado deportista y universitario. Felizmente, el Poder Judicial, en el caso de Romina Cornejo, dictó una sentencia ejemplar a los dos delincuentes que comandaron el asalto. Al tristemente célebre ‘Papita’ (José Astuhuamán Estacio), quien disparó contra la menor y al jefe de la banda ‘Gordo Pedro’ (Miguel Sandonaz) los condenaron a cadena perpetua.
Fue la primera vez que se dio la pena máxima en un caso de robo agravado que no ocasionó muerte. Pero qué más muerte en vida para una niñita que luchó cinco largos años con las terribles secuelas de la parálisis. Tan difícil fue su tratamiento que tuvieron que trasladarla de Puerto Rico a Maryland, USA, a uno de los mejores hospitales del mundo, el John Hopkins, donde lamentablemente falleció. Los asesinos, en el 2013, con leguleyadas de ‘bandas de abogados’, como denunció la madre de Romina Cornejo, pretendieron pedir la ‘anulación del proceso’. Además, acorralaban con amenazas a la familia Cornejo, que tuvo que solicitar garantías y el Ministerio del Interior les dio protección policial. Felizmente, la Sala ratificó la sentencia y ‘Papita’ y ‘Gordo Pedro’ se pudrirán en prisión como debe ser.
Pero hay otros magistrados que son cómplices de los delincuentes. Hay graves denuncias sobre fiscales y jueces en el Callao, por ejemplo, que liberan y dan arresto ‘domiciliario’ a asesinos, narcotraficantes y sicarios. ¿Qué hace la Oficina de Control Interno del Poder Judicial? ¿Tantos miles de dólares corren por las ‘aceitadas’ a malas autoridades judiciales para que se vuelva a repetir el caso de Romina Cornejo? A los delincuentes que asesinan a sangre fría deberían darles doble cadena perpetua como en Estados Unidos, sin derecho a beneficios, recluirlos en penales alejados de la sierra y no en cárceles de Lima que más parecen ¡hoteles!, pues tienen TV, visitas femeninas, drogas y otras gollerías que les permiten autoridades corruptas. Apago el televisor.
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Este Búho vuelve a sentir la misma rabia, la misma impotencia y el mismo dolor que aquella noche del 8 de agosto del 2010, cuando en la Redacción del diario vi en los noticieros las imágenes de aquel feroz atraco que unos malditos delincuentes habían ejecutado contra un auto particular a plena luz del día en la Vía Expresa. Los facinerosos dispararon al carro donde se movilizaban dos esposos, Luis Cornejo y su señora, así como su nietecita Romina, entonces de tan solo 3 años. La pequeña falleció ayer luego de cinco años de lucha incansable. Los asaltantes habían seguido al abuelo, que trabajaba como cambista, y su objetivo era robarle el ‘canguro’ donde llevaba 5 mil dólares.
Dispararon sin importarles el llanto de la niña. El balazo se alojó en el cuellito de Romina Cornejo. Desde esa fecha, la palabra ‘marcas’ pasaría al diccionario universal de la delincuencia en el Perú. Ya las calles se habían vuelto tierra de nadie y empezaron a formarse bandas de ‘marcas’, quienes se llamaban así porque, a diferencia de los típicos asaltantes, cuyos ‘golpes’ se daban a bancos, empresas o camiones de caudales, estos miserables seguían a ciudadanos indefensos, que retiraban fuertes sumas de dinero. Este brutal golpe de la delincuencia, que afectó a una niñita, desnudó en toda su magnitud la ferocidad de estos criminales. Romina estuvo en estado de coma varios meses. Su caso se volvió emblemático y el gobierno de Puerto Rico brindó la ayuda necesaria para su recuperación, pero quedó cuadripléjica. Mientras poco a poco se restablecía, los ‘marcas’ ganaron protagonismo y expansión. Ahora circulan por toda la ciudad en carros robados, al acecho no solo de clientes de bancos, sino de día y de noche, de cualquier transeúnte que camina con cartera o maletín.
Ya han asesinado a una mujer que no se dejó robar su celular en La Molina. También al jugador de la selección de rugby, que se defendió cuando quisieron quitarle su camioneta en Monterrico. En este caso, el asesino plenamente identificado ¡¡fue capturado y luego dejado en libertad!!, como denunció el indignado padre del desafortunado deportista y universitario. Felizmente, el Poder Judicial, en el caso de Romina Cornejo, dictó una sentencia ejemplar a los dos delincuentes que comandaron el asalto. Al tristemente célebre ‘Papita’ (José Astuhuamán Estacio), quien disparó contra la menor y al jefe de la banda ‘Gordo Pedro’ (Miguel Sandonaz) los condenaron a cadena perpetua.
Fue la primera vez que se dio la pena máxima en un caso de robo agravado que no ocasionó muerte. Pero qué más muerte en vida para una niñita que luchó cinco largos años con las terribles secuelas de la parálisis. Tan difícil fue su tratamiento que tuvieron que trasladarla de Puerto Rico a Maryland, USA, a uno de los mejores hospitales del mundo, el John Hopkins, donde lamentablemente falleció. Los asesinos, en el 2013, con leguleyadas de ‘bandas de abogados’, como denunció la madre de Romina Cornejo, pretendieron pedir la ‘anulación del proceso’. Además, acorralaban con amenazas a la familia Cornejo, que tuvo que solicitar garantías y el Ministerio del Interior les dio protección policial. Felizmente, la Sala ratificó la sentencia y ‘Papita’ y ‘Gordo Pedro’ se pudrirán en prisión como debe ser.
Pero hay otros magistrados que son cómplices de los delincuentes. Hay graves denuncias sobre fiscales y jueces en el Callao, por ejemplo, que liberan y dan arresto ‘domiciliario’ a asesinos, narcotraficantes y sicarios. ¿Qué hace la Oficina de Control Interno del Poder Judicial? ¿Tantos miles de dólares corren por las ‘aceitadas’ a malas autoridades judiciales para que se vuelva a repetir el caso de Romina Cornejo? A los delincuentes que asesinan a sangre fría deberían darles doble cadena perpetua como en Estados Unidos, sin derecho a beneficios, recluirlos en penales alejados de la sierra y no en cárceles de Lima que más parecen ¡hoteles!, pues tienen TV, visitas femeninas, drogas y otras gollerías que les permiten autoridades corruptas. Apago el televisor.
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