Este Búho espera que Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski expongan sus planes de gobierno, para combatir la delincuencia e inseguridad ciudadana, en los dos debates que sostendrán este mes. El primero será el domingo 22 en Piura y el segundo, una semana después en Lima. Aunque no es el único tema importante, creo que es de los más urgentes y por eso deberían darles el tiempo necesario para que den a conocer con claridad sus planteamientos. Los peruanos mayoritariamente reclaman más seguridad y quien afronte el problema con la mayor seriedad, ofreciendo un plan realista y efectivo, tendrá más posibilidades de ganar la Presidencia.
Porque la situación que vive el país es insostenible. Para empezar, la falta de policías es de escándalo. Se calcula que en San Martín de Porres hay ¡¡un solo agente por cada 3 mil 500 habitantes!! Por eso, este distrito de Lima, sobre todo en la parte que limita con el Callao, se ha convertido en una de las zonas más peligrosas de todo el Perú. Todos los días, delincuentes armados disparan a estudiantes, amas de casa y hasta menores de edad. ‘Señor Búho, por favor, usted que escribe en el periódico, ayúdenos. No tenemos a quién recurrir. Yo vivo por la avenida Canta Callao y todos los días que salgo de mi casa a las 6 de la mañana para venir al trabajo, lo hago con terror porque los rateros en mototaxi se han adueñado de la zona, por la avenida Naranjal y otras, donde roban desde las 4 de la mañana. Sobre todo a mujeres y jóvenes. Andan con pistolas y cuchillos.
Allí no hay policías, ese lugar es tierra de nadie”, me dice una jovencita preocupada mientras le pone gasolina a mi carro en un grifo de la avenida La Marina. Me sublevo al escuchar la queja de esa chica trabajadora, porque pienso que podría ser mi hijita. Esa jovencita suda doce horas al día para ganar de manera honrada unos cuantos soles y no es justo que deba vivir con miedo porque unos cobardes rateros pueden golpearla, cortarla y hasta matarla en las calles de Lima. No hay derecho que mientras muchos políticos se rascan la panza, o están trabajando por sus intereses personales o de grupo, el resto de los peruanos estemos abandonados a nuestra suerte.
Ahora ya no podemos hablar de distritos seguros e inseguros. Surco, San Isidro, Los Olivos, Comas el Centro de Lima, San Juan de Miraflores o cualquier otro lugar son igual de peligrosos, porque te pueden matar los ‘raqueteros’, ‘marcas’ o sicarios. Estos criminales actúan sin ningún temor, pues además de drogarse para ser más crueles, saben que será muy difícil que los atrapen debido a la ausencia policial. Y si los agarran, están convencidos que amenazando y pagando coimas saldrán libres pronto. Ayer hablaba del ‘Plan Bratton’, elaborado en el año 2002 para la ciudad de Lima por el jefe de Policía de Nueva York, William J. Bratton.
Este famoso sheriff y el alcalde neoyorquino, Rudolph Giuliani, unos años antes, habían convertido la peligrosísima ciudad estadounidense en uno de los lugares más seguros, tras idear y ejecutar el plan ‘Tolerancia cero’. Para ello, básicamente, colocaron miles de policías en las calles y se dedicaron a combatir la grave corrupción que había entre las autoridades. Asimismo, pusieron bastante énfasis en la prevención del delito. Se comprobó que muchos delincuentes que no fueron apresados por cometer una infracción de tránsito, por beber en la vía pública o no tener documentos, luego perpetraron asesinatos y otros graves crímenes. Bratton y Giuliani se inspiraron en la teoría psicológica de las ‘ventanas rotas’.
Es decir, si se rompe una ventana en un edificio y no se la reemplaza a tiempo, los palomillas van a romperla por completo e ingresarán por allí para robar y de allí romperán otras ventanas y al final destruirán el edificio. Atendiendo a esa teoría, la policía de Nueva York realizó batidas y controles a cada hora. Detenían a gran cantidad de personas, y entre ellas encontraban a asesinos requisitoriados, violadores o terroristas que se iban derechito a prisión. Pero el ‘Plan Bratton’ jamás se puso en práctica en nuestro país y se continuó cometiendo varios errores en Lima. Como dejar en libertad a los rateritos que eran atrapados por robar celulares, carteras, o que te rompían la luna del carro para llevarse los paquetes.
‘Son delitos menores’, decían y al rato estaban otra vez robando en las calles. ¡Inaudito! Porque no hay mejor forma de alentar la delincuencia que dejarla sin castigo. El resultado fue que muchos de estos delincuentes se convirtieron después en sanguinarios ‘marcas’, ‘raqueteros’ y extorsionadores que hoy siembran de muerte las calles del Perú. La lucha contra la delincuencia es la nueva guerra interna que nuestro país está obligado a ganar, si queremos un lugar seguro para nuestros hijos. No les dejemos un país en el que teman salir a la calle porque pueden matarlos, como ya sucede hoy. Apago el televisor.
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