Este Búho asiste a la exclusión de y del proceso electoral. Guzmán fue tachado porque su partido, Todos por el Perú, vulneró principios de ‘democracia interna’ al inscribir la plancha, un caso de negligencia administrativa. A César Acuña se le acusó de violar la ley electoral que prohíbe a los candidatos ‘regalar plata’ a cambio de votos.Este columnista, como todos saben, defendió el derecho de que Guzmán participe en estas elecciones. Consideraba, como otros analistas, que por el bien de la política no era sano para la democracia que se excluya al aspirante que va segundo, por fallas que también han cometido otras candidaturas.

Con César Acuña la cosa era muy distinta. El dueño de tres universidades, en su ambición por ser presidente, desnudó en esta campaña su condición de candidato impresentable. No solo se ventilaron acusaciones gravísimas respecto a su vida personal, sino también le salieron a la luz delitos nuevos, como el plagio de su tesis de doctorado en una universidad de Madrid, se cuestionó su título de ingeniero químico y, por último, reconoció que copió todo un libro de un profesor. ‘Soy copión, no plagiador’, dijo para justificar el robo de ideas, que está penado por la justicia. Acuña debió irse mucho antes y en completa soledad, por la puerta falsa y no junto a Julio Guzmán, porque las faltas entre uno y otro son totalmente distintas.

Además, Julio Guzmán estaba en un expectante segundo lugar y César Acuña se hundía más rápido que el ‘Titanic’. De estar en diciembre del 2015 en empate técnico por el segundo lugar con PPK, la última encuesta de GFK lo ubica en la séptima ubicación con 3.6%, superado por Verónika Mendoza (sexta), Alan García (quinto) y Alfredo Barnechea (cuarto). Que lo hayan sacado de carrera debe ser, para el ‘candidato diferente’, un motivo de alivio.

En estos meses de campaña no solo ha desnudado algunas miserias personales, sino que ha hundido en el desprestigio a sus instituciones educativas y ha llenado de vergüenza a la comunidad universitaria, alumnos y docentes, que no tienen la culpa de nada. Estando así el panorama y aclarando las cosas, debemos ahora mirar cómo se moverá el panorama electoral y quiénes se benefician con la salida definitiva de Julio Guzmán y César Acuña.

KEIKO FUJIMORI: Ella es la más feliz, porque su pesadilla era encontrarse con Julio Guzmán en segunda vuelta. Ahora no solo dormirá tranquila, sino que parte del voto provinciano y limeño popular de César Acuña se puede ir a su cantera, sobre todo en el norte y la zona norandina.

ALFREDO BARNECHEA: Se le presentó la virgen ante la inminente salida de Julio Guzmán. La juventud, el bolsón más importante del ‘candidato sorpresa’, no quiere a los viejos rostros de la política como Alan García, Alejandro Toledo y el mismo PPK. Barnechea será el candidato natural de la juventud. Y en menor medida se beneficiaría la izquierdista Verónika Mendoza, que cometió la burrada de calificar de ‘golpistas’ a los opositores democráticos venezolanos presos por Nicolás Maduro.

PPK: Estaba en caída libre agonizante, pero este ‘reacomodo’, originado por estas dos salidas, le puede dar un respiro. El gringo, que dice que ‘no tiene arrugas’, puede reclamar ‘ser el original’ y también algunos votos de ‘su imitador’ Julio Guzmán, sobre todo en sectores de influencia empresarial, que desconfían del pasado aprista de Barnechea y no pueden ni ver a la antiminera Mendoza.

ALAN GARCÍA: Algunos, como César Acuña, lo acusaban de moverse en las sombras para que salgan del tablero el recio norteño y el ‘suavecito’ Julio Guzmán. Pero le pueden cantar el ‘nadie sabe para quien trabaja’. Está cuarto y en bajada, mientras Barnechea ya lo sobrepasó y al parecer seguirá subiendo. Pero como siempre digo, estamos en el Perú y cualquier cosa puede suceder. Apago el televisor.

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