El futuro de la candidatura de Julio Guzmán es el tema más destacado en estos días, en el marco de las Elecciones 2016. El columnista más leído del Perú (no mentimos) escribe al respecto. Dale, Búho:
Este Búho se levanta tempranito, fresco, toma su juguito de papaya y sale a caminar. De regreso me voy al quiosco de ‘El huaralino Teo’ a comprar mis diarios favoritos. Mis ojazos se abren aún más cuando veo que sigue en pie el intento de sacar a Julio Guzmán, como sea, de la contienda electoral. Lo repito, tengo casi 30 años de periodista y he visto de todo en política, pero algo como esto, jamás. En diciembre del año pasado, cuando el ‘moradito’ no tenía ni el 1% y estaba refundido entre el liliputiense pelotón de ‘Los pitufos’, nadie vio las irregularidades de su partido. Solo cuando comenzó en enero a repuntar sorprendentemente a 5% comenzaron, sospechosamente, a investigar con lupa, con telescopios de astrónomo del Morro Solar, los papeles de inscripción de su partido.
Justo en el tiempo en que ya había estallado el escándalo de los plagios de César Acuña. Este comportamiento tan ‘minucioso’ no se ha hecho, por ejemplo, con la denuncia del mismísimo secretario general de Acción Popular sobre la inscripción de la plancha de la ‘lampa’ con Alfredo Barnechea. Se ponen sordos, ciegos y mudos sobre otros casos. Igual en las denuncias sobre fallas en la inscripción de candidatos del PPC en Arequipa. Allí sí no quieren enfrentarse a la lengua de metralleta de Mulder y compañía, que se vuelven mastines si alguien osa tocar la candidatura de Alan García. Las autoridades electorales tampoco se preocupan por un candidato como César Acuña, acusado de plagio e investigado por la Universidad Complutense de Madrid. Y para demostrarnos que no son nada imparciales, el ‘candidato diferente’ continúa trasgrediendo la ley electoral al ser ‘ampayado’ regalando dinero por votos en Chosica. ¿Qué está pasando en el país? Ya hay voces autorizadas que están hablando abiertamente de que se está cometiendo un fraude solapado.
El asunto es grave para la democracia. Se dio en un momento cuando Keiko, líder de las encuestas, se encuentra estancada en un 32% de intención de voto. El segundo, un outsider, dando un salto sorprendente en dos meses de 1 a 20% y un sondeo lo mostraba como el único que hasta podía derrotar a la Fujimori en segunda vuelta. El tercero, PPK, está paralizado en 12% y bajando. El cuarto, Acuña, estático y descendiendo por el roche de sus copias. El quinto, Alan, estancado y bajando por los ‘chicharrones’ de los ‘narcoindultos’ y una infortunada alianza con el PPC. Me parece que buscan bajarlo a la mala a Julio Guzmán. Creo que los partidos se deben ganar en la cancha, no en mesa. Como si fuera la investigación de un crimen, un policía se pregunta: ¿A quién beneficiaba la muerte de la víctima? El beneficiario sería el sospechoso número uno. En este caso, ¿a quién le conviene que salga de la contienda Julio Guzmán? ¡¡A todos!!
Aquí se pretende dar un golpe a la voluntad de un cuarto del electorado nacional. Este Búho ha manifestado varias discrepancias con ‘el candidato sorpresa’, pero estoy en contra de la prepotencia, de la viveza criolla, de la fuerza malévola que se ejerce sobre algunos poderes del Estado que deben ser independientes. Julio Guzmán tiene un partido nuevo, no cuenta con ‘operadores políticos’ de peso y proyecta una imagen ‘ligth’, aún en estas horas de desesperación. La historia enseña. A Fernando Belaunde, dos veces presidente del Perú, en sus comienzos se le pretendió impedir su candidatura. El arquitecto, un hombre pacífico pero con cojones, agarró su bandera y marchó con sus jóvenes partidarios estudiantes de la UNI, por el Jirón de la Unión mientras el ‘rochabús’ le lanzaba chorros de agua sucia. Así nació un líder histórico. No todo puede ser sonrisitas para la foto ni protestas en las redes. Apago el televisor.