Este Búho ha escrito columnas en homenaje a uno de los poetas que, considero, más tiernos, Juan Gonzalo Rose. Lo conocí de niño por ser el autor de la letra de ese vals que inmortalizara la gran Tania Libertad: ‘Tu voz’. ‘Tu voz, tu voz, tu voz, tu voz existe/anida en el jardín de lo soñado/inútil es decir que te he olvidado’.
Murió el 12 de abril de 1983 en un hospital, acompañado de su amigo Hugo Bravo, su hermana menor María Teresa, a quien le dedicara un célebre poema, y el joven poeta Julio Heredia. Una cirrosis se lo llevó al Olimpo. Se había sumido en una profunda depresión y producto de ella, en el alcoholismo, desde que enfermara y después muriera su madre, Jesús Gros, a la que él llamaba ‘mi novia’. Nunca se casó y siempre vivió con ella en una casona de Magdalena.
En una célebre entrevista de César Hildebrandt, el vate, reacio a ser entrevistado, reconoció que intentó suicidarse con barbitúricos por la depresión que le causaba la enfermedad de su progenitora. Hay una anécdota rica, que me gustaría compartir con mis lectores, hoy que se celebra ‘El día de la madre’ . En el año 1980, el maestro ya estaba mal por la depresión y, para levantarlo, sus amigos se propusieron editar toda su poesía en un solo volumen. Su editor, ‘Bola’ Aguirre, recibió como respuesta un lacónico: ‘Hazlo tú, hermanito. Estoy muy cansado para apoyarte en eso’. Ellos no lograron editar toda la obra, pero sí una antología y consiguieron el local del Instituto Nacional de Cultura para presentarla, invitando a toda la intelectualidad limeña que quería y estimaba al poeta y periodista. Además, había sido, en la dictadura del ochenio de Odría, un luchador social y fue exiliado a México.
La noche de la presentación del libro, Juan Gonzalo estaba sorprendido, porque el local lucía abarrotado de amigos y admiradores, y empezó a leer su conmovedor poema ‘La pregunta’ .
‘Mi madre decía:/si matas a pedradas los pajaritos blancos/Dios te va a castigar;/Si pegas a tu amigo/el de carita de asno/Dios te va a castigar/ (…) Hoy me dicen:/si no amas la guerra/si no matas diariamente una paloma/Dios te castigará/No es este nuestro Dios, ¿verdad, mamá?…’, culminó el poeta. Entonces, todo el auditorio se sorprendió. Una anciana se paró en medio del auditorio. ¡¡Era Jesús Gros, su madre enferma que llegó de incógnita y no pudo aguantar escuchar ese poema dedicado a ella!! A pasos temblorosos avanzó hacia el hijo querido, y el hijo, a su vez, con lágrimas en los ojos, iba en busca de su ‘novia’, su madre. Solo pocos meses después, murió Jesús Gros y la tremenda casa de Magdalena, donde el poeta vivía con ella, fue vendida por sus hermanos, que le alquilaron un cuartito en la Residencial San Felipe con pensión, donde terminó por consumirse. Pero hay otro conmovedor poema, donde podemos ver que la madre siempre estaba en la mente del autor de ‘Tu voz’. Ese poema extraordinario, extenso y altamente recomendable, se llama ‘Carta a María Teresa’, quien era su hermanita menor. Para ponerlo en contexto, lo escribió cuando era joven, rebelde, encarcelado y luego deportado a México. Su madre sufrió mucho. Por ello, la hija menor, María Teresa, le agarró cólera a su hermano mayor por hacerla llorar. Aquí extractos del poema ‘Carta a María Teresa’ , escrito desde el exilio mexicano: ‘Para ti debo ser, pequeña hermana, el hombre malo que hace llorar a mamá (…) Por eso fue una noche, el rostro de mi madre, astro de cera y llanto, en el cielo apagado de mi celda (…) (en el extracto le explica cuando su madre lo iba a visitar a la cárcel del Panóptico) ‘Para ti debo ser, pequeña hermana, el fantasma que vuelca la sal sobre la mesa/el mal hado que rompe las puntas de los días: y es que a ti te hace daño ver llorar a mamá (…) Cuando esa hora suene y se empadrine en padre mi orfandad, iremos de la mano por las calles de Lima,/en trinidad de gozo: la risa de mamá’. El tiempo le daría la razón a Rose. Después de su mamita Jesús, tomaría la posta en su cuidado María Teresa, la hermana menor, la única familiar que estuvo con él hasta su muerte. Doña Jesús, al parecer, se reencarnó en María Teresa. Una madre nunca, jamás de los jamases, abandona a un hijo. Apago el televisor.
A continuación, Tannia Libertad canta ‘Tu voz’, de Juan Gonzalo Rose :
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