Este Búho siempre toma con mucha seriedad los 28 de Julio. Era muy diferente en mi época de niño, cuando había un gobierno militar y no presentaban novedades en los mensajes de Fiestas Patrias. Pero desde que volvió la democracia en 1980 y dio su mensaje el arquitecto Fernando Belaunde Terry, estos fueron cruciales y expectantes. El de Belaunde era muy esperado, pues los militares estaban nerviosos y temerosos de que lance una proclama revanchista, cargada de resentimiento, porque le dieron el golpe de Estado en 1968, pero don Fernando era un político cauto, sabía que el ‘Gaucho’ Cisneros Vizquerra y otros militares estaban disgustados con la trasferencia a los civiles, que se comprometió a hacer un ‘gobierno para todos’.
También recuerdo a un jovencito Alan García Pérez, quien recibió la banda presidencial que no le quedaba, por su estatura y corpulencia. Luego Alberto Fujimori. Después de la caída del fujimorismo llegó Valentín Paniagua y luego Alejandro Toledo, el ‘Cholo’ de Cabana. Con la democracia ya reinstaurada desde 1980 habíamos tenido en el sillón de Pizarro a un blancón (Belaunde), un criollo (Alan), un cholo (Toledo) y un chino (Fujimori), nunca un ‘gringo’ como Pedro Pablo, hijo de Maxime Kczynski (alemán) y Madeleine Godard (franco-suiza). Así de paradójico es el Perú.
¿Qué se espera del Mensaje presidencial? Que reafirme su propuesta de que va a declarar una guerra a muerte a la inseguridad ciudadana, que va a gobernar fundamentalmente para reducir los márgenes de extrema pobreza. Además, para dotar de servicios básicos no solo a las mayorías rurales, sino también urbanas del país, como agua potable y alcantarillado. Otorgar un servicio de salud pública que verdaderamente sirva a los más necesitado (con pantallas de rayos X, medicinas, consultorios con material moderno) para que no vayan a hacer largas colas a los principales hospitales de beneficencia.
Que se acorten las brechas entre la educación privada y la pública. Eso lo enfatizó PPK en la campaña electoral. La educación pública es deficiente y por eso estamos en el sótano de la tabla. Como nunca, pese a la estrechez de la elección, el peruano de a pie tiene realmente expectativas en PPK porque no lo ve como un político tradicional.
Si bien está estigmatizado como un hombre de derecha, como ‘un peón de Estados Unidos’, en la práctica, su discurso y sus gestos pragmáticos ya no lo encasillan en ese extremo. Ha demostrado ser un político hábil, no solo en sus respuestas, sino también en sus decisiones. Haber eludido esa ‘papa caliente’, que le querían lanzar sobre el controvertido indulto a Alberto Fujimori, demuestra que no es uno de esos políticos ‘títeres’. Su dominio de la economía tampoco lo hará un rehén de los ministros de ese sector.
PPK es amigo del premier Fernando Zavala, pero el Presidente ha sido su jefe y ya se sabe quién será la voz cantante. PPK ingresa a Palacio con una buena compañía, su esposa Nancy Lange. Una dama que silenciosamente lo acompañó durante su campaña y que solo salió a la luz pública el día que la ‘boca de urna’ lo dio como ganador. Ciudadana norteamericana, prima hermana de la gran actriz Jessica Lange, tiene una hija de 17 años con el hoy mandatario.
A diferencia de anteriores primeras damas como Eliane Karp de Toledo y Nadine Heredia de Humala: una de estilo estridente, recuérdense ‘¡esos pituquitos de Miraflores!’ o el estilo de ‘La jefa’ Nadine, ‘mis ministras’ o dando órdenes a la bancada nacionalista; Nancy Lange según su esposo optará por “un perfil bajo y no se inmiscuirá en las decisiones de gobierno. Solo trabajará en los proyectos de asistencia social a los más pobres, a la niñez abandonada”. Definitivamente, nuestro Presidente, a partir de hoy, tiene mucho para lograr una gestión diferente. Apago el televisor.
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