Este Búho llegó a Piura con una sensación extraña. La sentí fresquecita, con un clima ideal. Y es que ahora en Lima sale un sol al mediodía que quema el triple que en esta calurosa y bella ciudad. Lo digo porque he llegado aquí muchas veces, en verano, y me he achicharrado tanto que paraba tomando solo cremoladas al costado de un restaurante inacabable: ‘El chalán’, frente a la Plaza Mayor. Pero el debate de mañana entre y me hace sentir a la ciudad de otra manera. La historia de los debates presidenciales en el país son relativamente recientes. Ingreso al túnel del tiempo.

Este periodista jovencito cubrió la histórica polémica entre el escritor Mario Vargas Llosa y el catedrático universitario, el japonesito del tractor, Alberto Fujimori, en 1990. Esa confrontación significó un punto de quiebre en esa elección, debido a que todos los medios y analistas daban por seguro un triunfo del laureado novelista, pero los hechos demostrarían que los gestos y errores pueden ser fatales en este tipo de acontecimientos.

Esa noche, Alberto Fujimori incluso mostró la portada de un diario que supuestamente se había adelantado al final y ya había impreso un titular dando como ganador a Mario. Fue un escándalo. Es que detrás de los candidatos hay toda una maquinaria que, muchas veces, puede ser siniestra y planear todo tipo de estrategias para lograr un fuerte impacto en la opinión pública. Pero bueno, es la primera vez que una contienda por el Sillón de Pizarro se realizará en una provincia.

En Piura, este acontecimiento se recordará como el viaje del ‘Niño Goyito’ a Chile, el célebre cuento costumbrista de Felipe Pardo y Aliaga. Vi excitación, durante la inspección al campus de la Universidad Nacional de Piura, en colegas de la tele como Gunter Rave y otros periodistas combativos que saben que este tipo de comisiones son por las que vale la pena cualquier sacrificio, así mañana sea el cumpleaños de la novia o la esposa. Pero los piuranos, que estaban orgullosos de que este contrapunto sea en su tierra, se sintieron ofendidos porque se dispuso que no habrá público en el lugar.

Solo los invitados de ambas agrupaciones, funcionarios del Jurado Nacional de Elecciones, autoridades políticas de la región y los periodistas acreditados. Los universitarios también se sintieron marginados y les dieron asueto hasta el lunes. La seguridad se ha redoblado, a diferencia de Lima, donde las portátiles jugaron su partido aparte afuera del recinto durante el debate de todos los candidatos en la primera vuelta.

En Piura, los seguidores tendrán que verlo en restaurantes o en su casa. Hay tres anillos de seguridad. Uno en la universidad, otro en las urbanizaciones aledañas y, el último, en las vías de acceso principales. Nadie que no tenga credencial o invitación podrá pasar. Hoy se espera que los aviones vengan cargados de ‘pesos pesados’ de la política.

Piura ya vive la fiebre del debate. Después de recorrer la Ciudad Universitaria le pedí al taxista que me traslade a un sitio donde se come rico. Me llevó a una ‘ramadita’ de Castilla, donde me sirvieron un cebiche de cachema con cebolla, ají limo y nada más. Solo su clásica sarandaja y una espectacular caballa escabechada con su vaso de chicha de jora suavecita. Qué rico se come en esas sencillas ‘ramaditas’ al son de cumbias norteñas y pasillos. Inolvidable. Apago el televisor.

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