Este Búho recibe correos de sus fieles lectores. ‘Buhíto, estás en todas. ¿Ya tienes las últimas encuestas, esas que no se publican?’ Soy respetuoso de la ley, pero después de caminar por el malecón, leo mis periódicos, saboreo un jugo, un pan con lomito y su café calentito. Salgo a la calle a hacer mi propia encuesta. El periodista siempre debe recorrer la calle. Por eso les presento mi última radiografía electoral de la primera vuelta.
KEIKO FUJIMORI: Posee el capital electoral de su padre, que es bueno y a la vez malo, pero ya empezó el ‘recuento de los daños’. Todo parece indicar que la segunda vuelta será encarnizada, dura y llena de ataques. La hija del ‘Chino’ tiene el mérito de haber viajado por todo el Perú desde que perdió la elección pasada y ese es su gran capital. En las últimas semanas creció un fuerte ‘antivoto’ en su contra, al que ha tratado de convencer con una imagen más ‘suavecita’ y tolerante. El camino no será fácil, no tiene nada asegurado.
PPK: Enfocó la campaña como si fuera una maratón y él un atleta veterano en mil carreras. El plan: Ir cautelosamente segundo, detrás de la puntera. Le estaba resultando, hasta que apareció un corredor que no estaba entre los favoritos, Julio Guzmán, quien atrevidamente lo desplazó del segundo lugar y amenazaba también a la que iba primero. Los otros corredores, asustados, lo acusaron de hacer trampa y el ‘moradito’ fue descalificado. Pedro Pablo aumentó su velocidad y aseguró su segundo lugar confiado en que para la segunda vuelta derrotaba a Keiko. Pero no contó con que el público, enardecido por la injusta exclusión de Guzmán, haría barra por Alfredo Barnechea, distinguido corredor belaundista, y por una pundonorosa fondista cusqueña como Verónika Mendoza, quien no era nueva en estas lides. El gringo está jugando todas sus fichas. Incluso, dicen que habría tratado de convencer a Toledo para que se retire y le dé su apoyo.
VERÓNIKA MENDOZA: Los analistas al inicio no le daban ninguna posibilidad, ya que la izquierda se presentaba dividida. Hasta febrero aparecía en el grupo de los ‘Pitufos’. Quienes apoyaron la salida de Guzmán y del recio norteño César Acuña, creyendo que les caería ‘alguito’, como Alan o Nano Guerra, se fueron de cara. Solo cuando terminó de posicionarse en el tercer lugar, salieron a la luz cuestionamientos serios y en la presentación de su equipo de trabajo se vieron conocidos rostros de técnicos que trabajaron con Susana Villarán y Ollanta Humala. Para algunos, Verónika ejecutaría la verdadera ‘gran transformación’ que Ollanta desechó para llegar a Palacio. Sin embargo, no responde los cuestionamientos. Pelea voto a voto su pase a segunda vuelta con PPK.
ALFREDO BARNECHEA: Es muy difícil, casi imposible, que un candidato al que le cuesta sonreír y parece sentirse mortificado ante los manifestantes de su propio partido en provincias, pueda llegar a la Presidencia. Sus errores en plena campaña, hoy cuando las cámaras y los celulares lo filman todo, lo mataron. Muchos dijeron, Acción Popular, con Gastón Acurio, fácil llegaba a la Presidencia. Chicharrones o no, es una pena, porque Alfredo fue el primero en poner propuestas serias a la campaña. Su iniciativa de renegociar con la empresa que concesiona el gas de Camisea pegó y lo hizo subir. Si el ‘Moradito’ era el hombre de la eterna sonrisa y le valió, Alfredo se convirtió en el ‘ogro’ de la campaña, a pesar de no ser tan tío como PPK. Aún tiene esperanzas.
ALAN GARCÍA: Batalló como un Quijote contra las encuestadoras, que solo presentaban los resultados de su pobre realidad. Los ‘festiAlan’ pasarán a la historia de lo chistoso al verlo bailar y soltar gallos con Mario Hart. Solo al final de la campaña, cuando comprobó que tenía el antivoto de los jóvenes, comenzó a lanzar propuestas, pero hasta en eso tuvo mala suerte, pues en el debate le tocó enfrentarse con ‘Popy’ Olivera. Nadie recuerda las propuestas de Alan, solo las acusaciones directas, un huaico o un colector de temas que no son invención hay que recalcarlo sino que estuvieron hasta judicializados. Al aprista, como ‘Pedro Picapiedra’, solo le faltó decir: ‘Muy gracioso, enano. Muy gracioso’.
Apago el televisor.
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