Este Búho recibe algunos correos de jóvenes que me dicen: ‘Búho, vamos a votar por primera vez. No sabemos cómo Alan García llegó a ser presidente en las elecciones del 2006. ¿Es verdad que le hizo trampa en la mesa a Lourdes Flores? ¿Es cierto que Susana Villarán fue candidata y sacó 0.5% de los votos?’ Necesariamente tengo que ingresar al túnel del tiempo: abril del 2006. Por fin se acababa el gobierno del Alejandro Toledo, ‘El cholo sano y sagrado’. El 2001, el de Cabana había derrotado de manera increíble a Alan García y el pueblo apostaba por el hombre que encabezó ¡La marcha de los Cuatro Suyos! Pese a que la economía se manejó bien, fue un gobierno corroído por la frivolidad.
Me parece innecesario recordar los viajes del ‘avión parrandero’, que enrumbaba en una visita oficial a una ciudad y, después, misma ‘combi voladora’ se paseaba por todas las ciudades turísticas y bullangueras de Europa. El líder del vacilón era el mismísimo mandatario junto a los ministros de su collera, periodistas palaciegos veteranos y hasta una potable custodio presidencial, la oficial Lady ‘B’, que fue vinculada sentimentalmente con el presidente. En el plano político, el ‘Cholo’ soportaba una crisis social terrible. En junio del 2002 se produjo el ‘Arequipazo’, un paro departamental en la ‘Ciudad blanca’ contra la privatización de la empresa eléctrica Egasa, el primer Waterloo del gobierno. Luego el cruel crimen del alcalde de Ilave, Puno, ¡ejecutado por la población, bajo acusaciones de corrupción y supuesto nepotismo! Para atizar más el fuego, se produjo el ‘Andahuaylazo’, en enero del 2005, encabezado por el desquiciado etnocacerista Antauro Humala Tasso, quien tomó la ciudad y asesinó a cuatro policías. Fue la gota que derramó el vaso.
El país se iba al descalabro, pese a la bonanza económica. Para desgracia de Toledo, su propio vicepresidente Raúl Diez Canseco tuvo que admitir entre sollozos, al presentar su carta de renuncia, que hizo un tráfico de influencias en favor del padre de su novia, la que meses antes había sido la prometida de su hijo mayor, Luciana de la Fuente, para la concesión de un negocio en el aeropuerto. Se alzaron muchas voces para pedir la vacancia de la presidencia, porque el gobierno se hundía más rápido que el ‘Titanic’. Pero de milagro el ‘Cholo’ llegó a las elecciones con un respirador artificial y estuvo dispuesto a entregar la banda presidencial. Hubo 24 candidatos, un récord histórico de postulantes. Hasta Alberto Fujimori, ¡el prófugo, lanzó su candidatura desde Japón! Pero fue tachado con toda justicia. Los principales candidatos eran la pepecista Lourdes Flores por Unidad Nacional, Alan García del Apra, que buscaba una revancha y gobernar dos veces, así como Martha Chávez por el fujimorismo.
El expresidente Valentín Paniagua por el Frente de Centro y el pastor evangélico Humberto Lay. También se lanzó el hermano del insurgente, el comandante Ollanta Humala, quien había sido agregado militar en Corea y París durante el gobierno de Toledo y jefe de la asonada golpista en el cuartel Locumba, en las postrimerías del régimen de Fujimori. Se presentaba como representante del ‘movimiento bolivariano’ del presidente Hugo Chávez, junto a su inseparable esposa Nadine Heredia. Polos rojos, pañoletas rojas y hasta boinas causaban temor entre los sectores de centro y derecha.
La izquierda, ante el discurso radical, que ganaba adeptos sobre todo en el sur andino y la selva, quedó descolocada y se presentó atomizada. Susana Villarán, una desconocida para la gran masa, pero muy activa en las organizaciones pro derechos humanos, postuló por Concertación Descentralista, Javier Diez Canseco por el Partido Socialista y Alberto Moreno por un frente fachada de Patria Roja. Hubo ‘pitufos’ como cancha, como Natale Amprimo, Jaime Salinas, Alberto Borea y otros liliputienses más. La elección fue encarnizada, con insultos, intromisiones inadmisibles, chuponeos y hasta denuncias de fraude. Pero me quedé corto. No se desesperen, mañana continúo. Apago el televisor.
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Este Búho recibe algunos correos de jóvenes que me dicen: ‘Búho, vamos a votar por primera vez. No sabemos cómo Alan García llegó a ser presidente en las elecciones del 2006. ¿Es verdad que le hizo trampa en la mesa a Lourdes Flores? ¿Es cierto que Susana Villarán fue candidata y sacó 0.5% de los votos?’ Necesariamente tengo que ingresar al túnel del tiempo: abril del 2006. Por fin se acababa el gobierno del Alejandro Toledo, ‘El cholo sano y sagrado’. El 2001, el de Cabana había derrotado de manera increíble a Alan García y el pueblo apostaba por el hombre que encabezó ¡La marcha de los Cuatro Suyos! Pese a que la economía se manejó bien, fue un gobierno corroído por la frivolidad.
Me parece innecesario recordar los viajes del ‘avión parrandero’, que enrumbaba en una visita oficial a una ciudad y, después, misma ‘combi voladora’ se paseaba por todas las ciudades turísticas y bullangueras de Europa. El líder del vacilón era el mismísimo mandatario junto a los ministros de su collera, periodistas palaciegos veteranos y hasta una potable custodio presidencial, la oficial Lady ‘B’, que fue vinculada sentimentalmente con el presidente. En el plano político, el ‘Cholo’ soportaba una crisis social terrible. En junio del 2002 se produjo el ‘Arequipazo’, un paro departamental en la ‘Ciudad blanca’ contra la privatización de la empresa eléctrica Egasa, el primer Waterloo del gobierno. Luego el cruel crimen del alcalde de Ilave, Puno, ¡ejecutado por la población, bajo acusaciones de corrupción y supuesto nepotismo! Para atizar más el fuego, se produjo el ‘Andahuaylazo’, en enero del 2005, encabezado por el desquiciado etnocacerista Antauro Humala Tasso, quien tomó la ciudad y asesinó a cuatro policías. Fue la gota que derramó el vaso.
El país se iba al descalabro, pese a la bonanza económica. Para desgracia de Toledo, su propio vicepresidente Raúl Diez Canseco tuvo que admitir entre sollozos, al presentar su carta de renuncia, que hizo un tráfico de influencias en favor del padre de su novia, la que meses antes había sido la prometida de su hijo mayor, Luciana de la Fuente, para la concesión de un negocio en el aeropuerto. Se alzaron muchas voces para pedir la vacancia de la presidencia, porque el gobierno se hundía más rápido que el ‘Titanic’. Pero de milagro el ‘Cholo’ llegó a las elecciones con un respirador artificial y estuvo dispuesto a entregar la banda presidencial. Hubo 24 candidatos, un récord histórico de postulantes. Hasta Alberto Fujimori, ¡el prófugo, lanzó su candidatura desde Japón! Pero fue tachado con toda justicia. Los principales candidatos eran la pepecista Lourdes Flores por Unidad Nacional, Alan García del Apra, que buscaba una revancha y gobernar dos veces, así como Martha Chávez por el fujimorismo.
El expresidente Valentín Paniagua por el Frente de Centro y el pastor evangélico Humberto Lay. También se lanzó el hermano del insurgente, el comandante Ollanta Humala, quien había sido agregado militar en Corea y París durante el gobierno de Toledo y jefe de la asonada golpista en el cuartel Locumba, en las postrimerías del régimen de Fujimori. Se presentaba como representante del ‘movimiento bolivariano’ del presidente Hugo Chávez, junto a su inseparable esposa Nadine Heredia. Polos rojos, pañoletas rojas y hasta boinas causaban temor entre los sectores de centro y derecha.
La izquierda, ante el discurso radical, que ganaba adeptos sobre todo en el sur andino y la selva, quedó descolocada y se presentó atomizada. Susana Villarán, una desconocida para la gran masa, pero muy activa en las organizaciones pro derechos humanos, postuló por Concertación Descentralista, Javier Diez Canseco por el Partido Socialista y Alberto Moreno por un frente fachada de Patria Roja. Hubo ‘pitufos’ como cancha, como Natale Amprimo, Jaime Salinas, Alberto Borea y otros liliputienses más. La elección fue encarnizada, con insultos, intromisiones inadmisibles, chuponeos y hasta denuncias de fraude. Pero me quedé corto. No se desesperen, mañana continúo. Apago el televisor.
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