Rocío Quillahuamán, a sus 28 años, es considerada una de las más ranqueadas de Europa, colabora en los medios más importantes de Europa y sus creaciones se viralizan en cuestión de horas en las redes sociales.
Rocío Quillahuamán, a sus 28 años, es considerada una de las más ranqueadas de Europa, colabora en los medios más importantes de Europa y sus creaciones se viralizan en cuestión de horas en las redes sociales.

Este Búho leyó muy atento la entrevista que la joven ilustradora peruana Rocío Quillahuamán brindó a Trome. Su historia es digna de admirar, pues luego de migrar a España, junto a su mamá y hermanas, Rocío supo hacerse un nombre en el competitivo mundo de la ilustración. Hoy, a sus 28 años, es considerada una de las más ranqueadas de Europa, colabora en los medios más importantes al otro lado del charco y sus creaciones se viralizan en cuestión de horas en las redes sociales.

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Su arte y humor se alimentan de lo cotidiano, del día a día, de sus propias experiencias, buenas o malas. Pero su historia no siempre fue de éxitos y alegrías. No siempre gozó del reconocimiento y la fama. A los 11 años, desde su barrio en Pamplona Baja, San Juan de Miraflores, migró hacia Barcelona. Allá su madre, hasta el día de hoy, se dedica al cuidado de adultos mayores y al servicio de limpieza.

Labor con la que educó a sus hijas. La pobreza nunca fue un obstáculo para estas peruanas luchadoras, sino un motivo para pelear contra las adversidades: ser, además, migrantes y mujeres. Migrar no es solo dejar tu país, es dejar tus amigos, tu familia, tus costumbres, dejar atrás parte de tu historia. Ni siquiera es empezar de cero en otra patria, sino de más abajo. Y eso lo saben muy bien Rocío y su familia. “Soy del barrio de Pamplona Baja, San Juan de Miraflores, que está donde acaba el puente Benavides, hay una gasolinera y giras. Surco está aquí, cruzas y hay un cerro. Ahí estaba mi casa”, dijo la joven artista a este diario.

Acaba de publicar ‘Marrón’, un libro en el que narra no solo ese proceso que fue dejar su país para asentarse en otro, sino el proceso de aceptación de su color de piel. El racismo ha sido una constante en la vida de Rocío. En Perú y en Europa. Escribir ‘Marrón’ fue una especie de catarsis, de reconocerse y quererse. También de tomar distancia de ese prototipo de belleza que vende la mass media, en donde lo delgado y lo blanco es lo bonito. Fue un proceso difícil, señaló. “(El título del libro) Responde a mi color de piel. En el libro se muestra todo el proceso de aceptación de mi color y de mi identidad. Al final, vengo de sufrir racismo en Lima, de niña, con 11 años. Y el racismo en España”, ha contado.

Al escribir el libro pensó que este podía ser de ayuda a mujeres de su misma condición, migrantes y ‘marrones’. Pero sucedió algo que ella misma ve con sorpresa: “Hay algo bonito con mi libro y que me da un poquito de esperanza, pero tampoco quiero ser demasiado optimista ni demasiado pesimista, es que mucha gente se está acercando al libro. Están conociendo el libro y de golpe están conociendo una realidad que es diferente a la suya, una realidad que no es solo la mía, sino de todas las niñas migrantes que llegan allá. Eso me da cierta esperanza, porque genera cierta empatía”.

En sus videos, Rocío aborda con humor estos temas, pero también otros, como la ‘dedocracia’ en los puestos laborales, las caretas de redes sociales y más. Dice que con el humor puede ‘empoderarse’. Con el humor, muchas veces, ha logrado convertir su frustración y rabia en piezas de arte. Por estos días estuvo en Arequipa y Cusco, tierra de su madre. Este sábado 12 presentará su libro ‘Marrón’ en la librería Babel de Miraflores. La acompañará el escritor Jeremías Gamboa. Ahí nos vemos. Apago el televisor.

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