UNO
Este Búho tiene como filosofía no pelearse con el tiempo, porque el tiempo es implacable. Pero en algunos casos, siento que el transcurrir de los almanaques sí te llena de gozo, como este caso, celebrar con mis colegas y los millones de lectores el ¡17 aniversario de Trome! Es increíble cómo han pasado los años. Pareciera que fue ayer. El director del diario, Carlos Espinoza Olcay, me dice ‘Búho, cuando llegamos en el 2001 al Grupo El Comercio, tú eras el que tenías más experiencia y habías recorrido varias redacciones de periódicos y revistas. Cuéntale a nuestros lectores lo que significa ser periodista, con todas sus vicisitudes y satisfacciones, explícales lo que significa subirse en esa montaña rusa que es abrazar este entrañable oficio, donde a veces podrás estar arriba, otras veces abajo, pero sí hay algo que siempre debe estar en línea recta: tu honestidad y credibilidad. Estuve totalmente de acuerdo, ahora más que nunca, cuando algunos mequetrefes, desde el Congreso, pretenden hasta ordenar quién tiene derecho a trabajar como periodista o intenta quitarles los derechos de publicidad estatal a las empresas privadas.
DOS
Un periodista y escritor de lujo, Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, ingresó a la universidad a estudiar Derecho, pero le gustaba tanto escribir que desde estudiante trabajó de reportero de calle en periódicos de Barranquilla y Bogotá, donde publicó extraordinarias crónicas que luego reuniría en ‘Crónicas y Reportajes’, mi libro de cabecera en San Marcos. ‘Gabo’ sostenía: ‘Considero al periodismo como un género literario al mismo nivel que la novela, la poesía, el cuento y el teatro. Y es importante porque es un género literario con los pies puestos sobre la tierra’. Este Búho recuerda que cuando salió del colegio, siempre quiso escribir. A inicios de los años 90, conocí a un inmenso y rubio director que colocaba en la mesa de edición a poetas: ¿No te das cuenta los bellos titulares de sus libros de poesía? Así quiero que sean los titulares de mi periódico’, gritaba con su vozarrón. Otro monumental padre del Nuevo Periodismo, Gay Talese, autor del notable libro ‘Honrarás a tu padre’, sobre la familia mafiosa de Joseph Bonanno, que inspiró la serie ‘Los Soprano’, recomendaba: ¿El primer consejo que le daría a los jóvenes periodistas? Que lean ficción (..) que lean a los grandes escritores, a los rusos, a los franceses, españoles. Lean escritores de ficción, poetas o ensayistas’. No esperé terminar la universidad para buscar trabajo en un diario. Con amigos de Ciencias Sociales sacamos la recordada revista sanmarquina ‘La Casona’. Gracias a que escribí unas crónicas sobre los bares, restaurantes y hasta baños de la Ciudad Universitaria, me convocó un cazatalentos: Ricardo Uceda. Todavía no era el famoso periodista de investigación que es hoy. Él me llevó a un diario que hoy yace en el cementerio de papel. Para un chiquillo fue una bendición conocer a leyendas del periodismo como el fotógrafo Carlos ‘Chino’ Domínguez, el ‘Chivo’ Castillo, Guillermo Thorndike, o el poeta Antonio Cisneros. Y conocería a más poetas y escritores que inundaban las redacciones con su talento y locura: Jorge Pimentel, ‘Kike’ Sánchez Hernani, Eloy Jáuregui, Oscar Malca, Tulio Mora, Jorge Frisancho, Fernando Obregón, entre otros. No había computadoras, internet ni celular. No había Google ni Wikipedia, solo los cerebros de algunos iluminados, como Christian Vallejo, que tenían almacenados millones de datos de todos los temas en su cabeza. Los periodistas nos sumergíamos en archivos polvorientos para conseguir los datos. Recorríamos las calles. Pisábamos barro, mierda. Había que investigar sobre la marcha. No la teníamos fácil. Los coleguitas de estos tiempos se ríen cuando este ‘tío’ les cuenta que me sentaba en una vieja máquina Remington. Había que rogar que tuviera buenas cintas y luego había que buscar carillas y papel carbón para escribir nuestras notas. Y trabajábamos entre bombazos y apagones de Sendero Luminoso.
TRES
Así pasé por muchos periódicos y revistas. También pasaron varios gobiernos siniestros como el de Alan García y Alberto Fujimori, donde su perverso asesor Vladimiro Montesinos puso a prueba quién era quién en el periodismo. Entregó millones de dólares robados de las arcas del estado a ambiciosos y miserables dueños de canales para comprar sus líneas editoriales y de las radios. También a propietarios de revistas y periódicos. Muchos periodistas que ahora fungen de feroces fiscalizadores pasaron a ser ‘plumíferos’ de la dictadura. Y lo peor, compraron a directores y dueños de diarios ‘chicha’ para, desde esos libelos, insultar y ofender a los demócratas que se oponían a ese régimen corrupto. Felizmente no todos los periodistas y las empresas se vendieron. Trome cambió el concepto del diario popular en el Perú. Ingresó al hogar con páginas para la mujer, los estudiantes, los emprendedores, deportes y espectáculos. Crecimos con la clase media peruana. Rompimos records históricos jamás vistos en la historia del periodismo peruano. Líderes en circulación, alcanzamos más de 700 mil ejemplares a nivel nacional. Un fenómeno estudiado hasta en la prestigiosa Universidad de Harvard como sinónimo de éxito. Ahora lo veo como un hijo adolescente que lucha por sus sueños.
CUATRO
Ustedes se preguntarán ¿cuál es el secreto? Hay varios y en distintos ámbitos de toda esta empresa. Pero creo que, en primer lugar, debemos destacar el trabajo de todo el equipo periodístico. No es casualidad que la columna vertebral de editores que iniciaron esta aventura se mantenga en el diario. La capacidad y el talento de sus periodistas, el olfato para la noticia. Al contrario de lo que piensan muchos ‘gurús’, soy de los que creen que la prensa de papel tiene larga vida. Las grandes historias bien contadas nunca van a morir. Pero creo también que todo periodista está en la obligación de adecuarse a los cambios tecnológicos y las plataformas virtuales. El periodismo, en cualquier plataforma, se hace ‘corriendo la cancha’. Ya lo decía el gran Tom Wolf, padre del ‘Nuevo periodismo’ recientemente fallecido: ‘Los periódicos pierden dinero porque los periodistas no pisan la calle, se quedan en la mesa calientitos, haciendo de buenos chicos y cumpliendo órdenes’. Nada más cierto. Eso no pasa en nuestro diario. Ahora en Rusia, nuestros enviados especiales están escribiendo en ‘tiempo real’, siempre conectados con la matriz. Pienso que el periodismo es como una carrera de maratón, es una prueba de larguísimo aliento. A los jóvenes les recomiendo: ‘prepárense porque es larga’. Se los dice este Búho que ya tiene treinta años en el oficio más lindo del mundo. He visto a muchos en todos estos años que se creían ‘Usaines Bolts’ y querían todo rapidito. Esos duraron lo que dura una carrera del jamaiquino. No ambicionen dinero ni poder, más bien desconfíen de ambos. Hay algunos que cobran por lo bajo y se visten de ‘moralizadores’. Increíble. Sean rebeldes. Los libros y las buenas películas les darán alas para ser libres. No hay nada mejor que caminar con la frente en alto. ‘No es importante quién escribe más rápido, sino quién escribe mejor’, sostenía el gran Albert Camus. Pero a quien hay que agradecer infinitamente y por quienes entregamos el alma día a día es a ustedes, nuestros queridos y fieles lectores. No hubiésemos logrado nada sin su preferencia. ¡Feliz Aniversario! Apago el televisor.