Este Búho asiste con los ojos bien abiertos a la crisis política desatada por la insurrección y posterior ‘guerra civil’ en la Fiscalía de la Nación y la califica como el título de una notable película de Steven Soderbergh, ‘Sexo, mentiras y cintas de video’. Solo con un pequeño cambio, ‘Traiciones, mentiras y cintas de video’. Lo digo porque en estos días han aparecido ‘pruebas’ contra Patricia Benavides: videos ingresando a su centro de trabajo ‘a altas horas de la noche y en jean’ o pericias escatológicas que mostraban papeles rotos dentro de un tacho de basura en una oficina de la Fiscalía, presentándolos como si esos papeles fueran preservativos usados.
El mismo audio del pobre diablo de ‘El Filósofo’, donde implora votos a una congresista anónima que no aparecerá jamás porque esos audios y chats, según expertos, estarían manipulados y no son válidos legalmente, porque no han sido sometidos a una pericia y no muestran esos cambios de votos por archivamiento de casos a congresistas de la acusación. Pero nada de esto hubiera sucedido si Patricia Benavides no hubiera querido jugar con las mismas sucias armas de sus adversarios. La fiscal de la Nación dinamitó su mejor capital, su independencia. Cantó la de Marta Sánchez, ‘Desesperada’, y contrató a un siniestro operador castillista para que haga de las suyas como coordinador parlamentario, cruzando la línea, haciendo las mismas jugarretas que hizo para el desalmado Pedro Castillo.
Los cabildeos no son delitos, pero escuchar su voz pidiendo votos ensucia a su jefa. Amplificados por los acusadores y los medios la han herido gravemente. Para colmo, como un golpe de ahogado, denunció entre gallos y medianoche constitucionalmente ante el Congreso a la presidenta Dina Boluarte y al premier Alberto Otárola en una actitud que más que de justicia parece venganza. Como lo dije desde el primer día que se inició este escándalo, en esta ‘guerra’ por el poder en el Ministerio Público no hay buenos ni malos. Hay intereses en capturar la institución, por un lado, y conservar el poder a como dé lugar por el otro, con lamentables consecuencias para el país.
Pero no me sorprende que ante esta situación de crisis salgan los que quieren llevar agua para sus sucios molinos. Los que vociferan, ¡que se vayan todos! Y ponen otra vez en su ‘agenda’ la renuncia de Dina Boluarte, la disolución del Congreso, nuevas elecciones y, por lo bajo, hasta la ‘reposición de Pedro Castillo’. ¡El colmo! Volvieron los ‘cojudignos’. El destino es circular. Parece que nada hubiera pasado desde que cayó el corrupto chotano el año pasado. El castillismo y sus aliados senderistas en provincias, unidos con los vizcarristas, izquierdistas de café y las angurrientas camaradas que chaparon ministerios y ‘asesorías’ con el cajamarquino haciendo la de ‘Shakira’ (sordas, ciegas y mudas) a las monumentales corruptelas del profesor, se unen para incendiar la pradera.
Buscan repetir las asonadas violentas de diciembre del año pasado y enero de este año. ‘Buscar muertos’, como lo dijo una deslenguada ‘tesorito’. Lo peor es que una ‘huevera de jurel’, conocida ‘tránsfuga’ del Legislativo, hasta pide irresponsablemente ‘adelanto de elecciones’, para jolgorio de Antauro, ‘Puka’ y el diabólico Aníbal Torres. Y se hacen los ‘dignos’. Hasta la ‘vizcarrista’ Zoraida Ávalos sale en los medios convertida en la ‘Beatita de Humay’. Apago el televisor.