Este Búho no puede dejar de indignarse al ver los programas periodísticos donde denuncian que el incendio en Larcomar, donde murieron cuatro trabajadores del cine ‘UVK’, pudo evitarse si hubiesen cumplido con las normas de Defensa Civil. A este columnista le parece increíble que los dueños de uno de los centros comerciales más modernos de la capital hayan incumplido, según los peritos de Seguridad del Estado, las más elementales y obligatorias medidas de seguridad contra incendios. Paso a enumerar algunos de los pecados mortales.
PECADO NÚMERO UNO: Los peritos confirmaron que el siniestro se produjo por un cortocircuito en la sala de proyección y se extendió por los cables, alcanzando el falso techo. Las baldosas en llamas cayeron sobre butacas y alfombras de material altamente inflamable y de allí ardieron las salas 11, 9 y la 10, donde se iba a proyectar una película para críticos. A esta sala los cinéfilos la llaman ‘La covacha’. Los periodistas y trabajadores pudieron salir por una pequeña puerta cuando recién la humareda era notoria. La jefa de seguridad del cine, que ayudó a evacuarlos con extintor en la mano, regresó para buscar a más atrapados, cayó envuelta en el humo y murió calcinada. Tres empleados del cine pensaron escapar por la puerta principal de ingreso, pero ¡¡estaba cerrada!! Cuando intentaron salir por la puerta que da al estacionamiento, se encontraron con una reja con candado. ‘Es que por allí queda la bóveda donde se guarda el dinero de la taquilla, por eso la reja’, informó un responsable del área administrativa. Los infortunados trabajadores intentaron salir por una puerta de emergencia y vieron con terror que esa escalera ¡¡la habían clausurado y convertido en un almacén!!
Desesperados, solo les quedó refugiarse en una pequeña oficinita que los directivos habían construido de manera precaria y tugurizada, que no estaba contemplada en los permisos originales. Allí pensaron salvarse tapando con sus ropas las rendijas de la puerta. Pero el humo tóxico los envolvió y los mató.
PECADO NÚMERO DOS: Los peritos demostraron a los periodistas un ejemplo de que si se cumplen los requisitos de seguridad, se pueden salvar vidas y derrotar a los incendios. Al costado de las salas siniestradas se encuentra una librería, imagínense, papel, material inflamable. Los libros estaban intactos. ‘Es que la librería tiene rociadores de agua en el techo y detectores de humo’. Ese es un requisito obligatorio para todos los centros comerciales que concentran grandes áreas y densidad de visitantes, locales con riego de que se produzca un incendio.
La empresa ‘UVK’ hizo caso omiso a esta norma de Defensa Civil, argumentando que cuando ellos firmaron el contrato con Larcomar, no se había promulgado dicha ley y ‘no es retroactiva’. Sin embargo, expertos en Derecho y seguridad afirmaron que ellos estaban en la obligación de acatar la ley o debieron poner rociadores, detectores de humo y no simples extintores. Si hubiesen cumplido con la ley, los cuatro infortunados trabajadores no habrían perecido.
PECADO NÚMERO TRES: Pero la responsabilidad no solo es de la empresa dueña del cine. El establecimiento tiene una altura de dos metros, solo para el ingreso de vehículos particulares. Las diez unidades de bomberos, que llegaron a combatir el incendio, no pudieron pasar y se quedaron afuera. Además, los peritos constataron que durante las horas que duró el fuego, los generadores de la sala de máquinas siguieron funcionando y no se paró la energía, como mandan los manuales de seguridad. El alcalde de Miraflores, Jorge Muñoz, tampoco se debe lavar las manos. Acaba de despedir a un gerente porque dijo que ‘no le avisó’ que Larcomar le había mandado un informe sobre todo lo referido a seguridad y lo archivó desde agosto. Si la municipalidad hubiese ajustado las clavijas al centro comercial más importante del distrito, esta desgracia no hubiese pasado. Este Búho visita a su viejita, en Miraflores, y me topo con puras clausuras del municipio a construcciones, hasta bodeguitas ‘por medidas de seguridad’. ¿Por qué no envió a sus inspectores a Larcomar? No sirve ahora llorar sobre la leche derramada, ni buscar chivos expiatorios. Hay cuatro empleados muertos cuyos familiares no solo tienen el derecho de indemnizaciones, sino que se señale a los responsables penales de esta tragedia. Apago el televisor.