Este Búho observa alarmado los altos niveles de inseguridad ciudadana a los que se está llegando en Lima y las principales ciudades del país. Hace poco veía un revelador informe de Canal N que daba cuenta que ya no hay ‘distritos islas’ en Lima. Es decir, zonas donde no se registraban índices delictivos o que tenían, en todo caso, un promedio ínfimo, como San Isidro, La Molina y las zonas residenciales de Miraflores. Hoy estamos invadidos de ‘raqueteros’, ‘marcas’, ‘cogoteros’, ‘bujieros’, ‘sicarios’ y ‘extorsionadores’.
Ayer fue asesinado un valeroso mayor dentro de un mercado en Barrios Altos cuando perseguía a un feroz delincuente que un día antes había escapado. A los criminales ya no les tiembla la mano en matar a policías porque confían en que saldrán libres pronto, si los atrapan. Ayer mismo, pocas horas antes, ocho pistoleros se metieron a un supermercado lleno de niños y amas de casa para asaltar la agencia bancaria que funciona en el interior. ¡Fueron momentos de pánico en los que pudo morir algún inocente pequeño!
Hace unas semanas, pese a que la Municipalidad de San Isidro prohibió la venta ambulatoria de dólares, un ‘cambista’ fue asaltado a plena luz del día y le robaron 20 mil dólares. El ‘raqueteo’ se ha generalizado en ¡todos los distritos de Lima! Y lo peor es que las víctimas son estudiantes universitarios o colegiales, a quienes les roban sus laptops y smartphones.
Los padres de familia cuyos hijos estudian en las noches están desesperados. Esos jóvenes no tienen seguridad y varios ya han muertos baleados por esos miserables que no respetan nada. No hay suficientes policías en las calles y los ‘patrulleros inteligentes’ llegan cuando ya se produjo el atraco o la muerte del infortunado que se resistió al robo. Lo más indignante es que las autoridades que tienen la responsabilidad de acabar con ese flagelo están en otra. Parece que viven en un mundo aparte. El ministro del Interior, Carlos Basombrío, prometió en setiembre disminuir drásticamente la delincuencia y no ha cumplido. No es posible que mientras aumentan los robos a bancos y asesinan a universitarios para robarles sus celulares, el ministro está grabando videítos para desmentir que en el currículo escolar exista la llamada ‘ideología de género’.
La situación está totalmente descontrolada. No hay una dirección política eficiente y no se trata de jalarle las orejas al jefe de la Policía si crece la criminalidad. ¿Han viajado estas autoridades alguna vez de noche en un colectivo que va por la Vía Expresa, a San Juan de Lurigancho o Comas? El cine, ante la inseguridad ciudadana, nos regaló un alucinante ‘Robocop’, un clásico ochentero del gran director holandés Paul Verhoeven, sobre un robot policía justiciero que luchaba contra la delincuencia y la corrupción de las grandes corporaciones. En los setenta, un policia ‘sui generis’, Harry Callahan, o simplemente ‘Harry el sucio’, eliminaba a los psicópatas incorregibles de Los Ángeles con su Magnum.
En los noventa, el Batman de Christopher Nolan acabó con los malhechores de Ciudad Gótica porque había voluntad politíca por parte del comisionado Gordon (interpretado por Gary Oldman). Si no hay voluntad política y una verdadera estrategia de inteligencia en la policía, no se podrá derrotar a la delincuencia en todas sus variantes. Que el ministro se dedique las 24 horas del día a proteger a los ciudadanos que viven aterrorizados. Apago el televisor.