Este Búho estará hoy frente a su televisor gigante para ver el partido amistoso de la selección ante El Salvador. Lo de Renato Tapia me parece lamentable. Una mala decisión del jugador, que es un referente y debió jugar la Copa América, al margen de tener como presidente de la Federación Peruana de Fútbol a Agustín Lozano, un impresentable que está con graves problemas ante la justicia. Creo que pasado el tiempo Tapia se arrepentirá de no disputar este torneo, que es uno de los más bonitos del planeta. Así como las Eliminatorias mundialistas. Y el primer partido de la Copa será ante el Chile de Ricardo Gareca.
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Ingreso al túnel del tiempo. 1973. Una increíble selección peruana, que había deslumbrado en el Mundial de México 70, se eliminaba con Chile. Cubillas, Sotil, Chumpitaz, Muñante, Bailetti, ‘Cachito’ Ramírez, Chale y Mifflin. Era muy superior a la chilena. Los sureños pasaban por una terrible crisis política y hasta su presidente había vaticinado que Perú los iba a eliminar. En Lima vencimos fácilmente con dos goles de Sotil, pero en lugar de golearlos, el técnico Roberto Scarone decidió conservar el resultado.
En Santiago, miles de peruanos cruzaron la frontera, porque la devaluación de la moneda chilena por la crisis permitía que los hoteles, la comida y la ropa estuvieran a precios regalados para los peruanos. Perú conservaba el 0-0 clasificatorio, pero en el segundo tiempo, si bien Cubillas no brillaba, jalaba la marca de dos defensas, el técnico lo sacó. Sin el ‘Nene’, se nos vinieron con todo y nos ganaron 2-0. La definición se jugó en Montevideo y el satélite falló. Solo se escuchaba el audio de la voz de Morosini, mientras Cubillas y su novia Betty estaban en el set de Panamericana. El técnico no lo convocó por una supuesta ‘lesión’. Ganábamos con gol de Bailetti, pero según los periodistas en el campo, errores garrafales del meta peruano ‘Chicho’ Uribe nos costaron los dos tantos chilenos. Fuimos eliminados del Mundial de Alemania 1974.
Para las Eliminatorias de 1977, Perú no debía perder en el Estadio Nacional de Santiago. Los nacionales habían llevado nada menos que al ‘Zambo’ Cavero, Óscar Avilés y Polo Campos para cantar ‘Contigo Perú’ y ‘Yo me llamo Perú’. Los chilenos estaban confiados aquella noche. La dictadura bombardeaba con fútbol mañana, tarde y noche con la repetición de los partidos de 1973, donde nos eliminaron. El estadio estaba lleno. Perú acabó perdiendo el primer tiempo 1-0 con gol de nuestro verdugo, ‘el negro Ahumada’.
Contó el maestro Avilés que en el entretiempo, en el camarín, comenzaron a escuchar gritos, llantos. ‘¡¡Están penando, carajo!!’, gritó uno de los utileros. ‘Qué fantasmas ni ocho cuartos, a cantar ¡carajo! con la mano al pecho’, y se arrancó con las estrofas del ‘¡¡Contigo Perú!!’ a todo pulmón. Los peruanos salieron al segundo tiempo hechos unas fieras. Cuando faltaban solo 15 minutos, Sotil, que se había puesto el equipo al hombro, ante la ausencia del ‘Nene’ Cubillas, cedió a J.J. Muñante. Y este, desde la punta derecha, se mandó una diagonal y con un espectacular zurdazo venció al golero Neff.
Pinochet, en el palco, no lo podía creer. Sus planes para distraer al pueblo, al que había sumido en una carnicería con miles de desaparecidos, se podían ir al tacho si Chile quedaba eliminado. Perú empató 1-1. En la embajada algunos jugadores, mientras brindaban con pisco de Ica, comentaron sobre los llantos y las penas fantasmales del camarín. ‘Esos no son fantasmas, muchachos. En los sótanos del estadio permanecen detenidos miles de presos políticos, esos gritos son de torturas’, les explicó el embajador.
En Lima, Perú consumó su revancha y eliminó del Mundial de Argentina a los chilenos, que se creían fijos, y hasta los organizadores les habían reservado la sede de Mendoza, fronteriza con su país. Esa noche, un eufórico presidente Francisco Morales Bermúdez, ebrio de emoción y whisky etiqueta azul, se puso la camiseta sudadita del capitán Julio Meléndez. Apago el televisor.