Este se siente sorprendido por el increíble nivel de confrontación que hay en nuestra política y percibe el hartazgo de la gente. El ciudadano está convencido de que a la mayoría de políticos solo los mueve las ansias de poder y la desesperación por la plata fácil. Solo quiere llenar sus bolsillos. Encima, la delincuencia más sanguinaria parece haber tomado las calles. Pero no todas son malas noticias, hay muchos chicos que se dedican a estudiar y no pierden el tiempo en las esquinas ni están metidos en cosas oscuras. Ellos son el futuro de nuestro país.

LA CLASE POLÍTICA: En el Perú, los políticos conforman una casta de privilegiados que viven de espaldas al pueblo. Están desconectados de la realidad, pues no les interesan los reclamos de la gente ni sus necesidades, ya que en su mente solo ellos son importantes y viven del Estado con jugosos sueldos, haciendo mal uso del poder para beneficiarse. La gente ya está cansada de esta situación desde hace tiempo, y el peligro es que aparezca un radical que prometa incendiar la pradera y que, con ese discurso, gane la presidencia. Los malos políticos, los corruptos, son un peligro para la democracia y el crecimiento del país.

NO TODO ES MALO: Veo a escolares peruanos que en el extranjero ganan medallas de oro en olimpiadas y mundiales de Física, de Química y de Matemáticas y siento esperanzas. Leo en Trome del niño de solo once años que ingresó a cuatro universidades, la última San Marcos, y me levanta el ánimo. Estoy convencido de que el Perú, así como es capaz de producir los más deleznables corruptos, también puede dar las mejores personas. Miles de niños y jóvenes se queman las pestañas estudiando para un futuro mejor. La educación es la mejor arma contra la pobreza y el atraso, así que el Estado debe invertir más en ella. De lo contrario, seguiremos igual.

‘MONSTRUOS’ SUELTOS: Los abominables asesinatos y descuartizamientos de dos jóvenes, perpetrados por demenciales criminales venezolanos en un hostal de San Martín de Porres, no deja de horrorizar a los peruanos. Los peritos de la Policía se quedan sorprendidos por el nivel de crueldad, frialdad y odio con el que esas bestias, pese a su juventud, acabaron con sus víctimas. Las autoridades tienen que actuar de inmediato para desbaratar a la veintena de bandas llaneras que han venido a nuestro país a extorsionar, asaltar y matar. Esos psicópatas deben ser capturados cuanto antes, expulsados de nuestro país y asegurar las fronteras, o de lo contrario seguiremos viendo más crímenes monstruosos. Eso sí, se debe respetar a los venezolanos de bien, que son la gran mayoría, que han venido al Perú a ganarse la vida de forma digna.

VERGONZOSO: Llama la atención que una mujer en estado de ebriedad haya golpeado con tanta facilidad a los policías que la intervinieron en una calle de San Juan de Lurigancho. Lo que más indigna es que la agresora cachetea a su regalada gana a un oficial en la misma comisaría donde fue llevada, mientras el agente le pone la cara, invitándola a seguir golpeándolo. ¡Inaudito! Ningún policía puede permitir que se falte el respeto al uniforme de esa manera. Esa pasividad no se puede tolerar. La atacante debió ser enmarrocada, no solo para que no ataque a otros, sino también para que ella misma no se haga daño. Creo que como acá, en ningún país del mundo la gente maltrata a sus policías, que deben ser los primeros en hacerse respetar.

MÁS CIUDADANOS: En el Perú nos la pasamos quejándonos de los pésimos servicios, como el transporte, la salud, educación y otros. De los malcriados, de la corrupción. Pero para lograr un cambio en la sociedad hay que empezar por cambiar nosotros mismos. Hay que ser más ciudadanos, lo que significa que para exigir derechos, antes debemos cumplir nuestros deberes, y eso pasa por cuestiones tan simples como no arrojar desperdicios en las calles y parar ante la luz roja del semáforo, hasta pagar nuestros impuestos, respetar a la autoridad y a las leyes, no robar, no aceptar ni dar coimas y trabajar a conciencia. Solo así las cosas cambiarían, porque detrás están nuestros hijos, que aprenden con nuestro ejemplo. El cambio comienza por casa.

Apago el televisor.

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