Este Búho abre sus ojazos para analizar la coyuntura después que el presidente Martín Vizcarra decretó dos semanas más de ‘aislamiento social’. Veo que la curva aún está lejos de ‘aplanarse’ y la lista de víctimas mortales podría aumentar, ya que los hospitales han colapsado. Pero me llama la atención que en Piura se celebre el ‘Día de la madre’ con una fiesta en plena calle. Increíble. La situación se agrava porque no hay pruebas moleculares, oxígeno y menos aún respiradores mecánicos. Esta pesadilla no ha terminado. Con ese tipo de peruanos ni el más grande estadista nos salva.
Fue un error pensar que podíamos enfrentar la pandemia con un sistema de Salud carcomido por años de olvido, desabastecimiento y corrupción. Pese a que empezamos con el pie derecho, pues nos adelantamos a las restricciones que se dieron en países vecinos, estos nos ‘atrasaron’ comprando en enero millones de mascarillas y pruebas moleculares, como Chile, que comprometió a las clínicas privadas -entregándoles dinero y pruebas- para que atendieran a toda su población con plata o sin ella. Aquí no solo no compramos, sino compramos mal. Allí tenemos los respiradores mecánicos a los que les faltaban piezas. No solo condenábamos a los contagiados, sino al personal de Salud. De nada valía mostrar las bellas torres de Villa El Salvador si no se compraron desde marzo respiradores mecánicos y esperaban que los ‘armen’ universitarios y marinos. La estrategia no dio los resultados que se esperaban.
Se tardó mucho en cerrar los aeropuertos y después vino el papelón de Farid Matuk, que en plena pandemia se le ocurrió la ‘genial’ idea de hacer ‘restricciones por género’, lo cual provocó mayor aglomeración en mercados y bancos. Dentro de la gente que invade las calles hay de todo. Están los que tienen que poner sobre una balanza el hambre o la salud. Y se les entiende.
En días en que las cifras de contagiados por el maldito coronavirus se disparan y las muertes aumentan desproporcionadamente, la doctora Patricia García declaró ayer a Trome: ‘Si nos descuidamos y salimos masivamente, pueden llegar no una sino varias olas, que traerán más contagios y muertes’.
Estamos en una etapa clave para lograr aplanar la curva. Lo prioritario aquí es que se mantenga el distanciamiento social, ya sea voluntario, que se sigan usando las mascarillas de manera obligatoria, que se insista en la higiene, que se trate de mantener al máximo la atención de los casos en los hospitales y se evite que se desborde todo.
Aunque parezca que en este país hay más irresponsables que responsables, más imprudentes que prudentes, aunque parezca que existen más malos que buenos, queda la esperanza de que los peruanos siempre podremos resistir a los peores calvarios.
Apago el televisor.