Este Búho recibe correos de sus lectores que están sorprendidos por las críticas que le llueven a la FIFA por organizar el Mundial en Qatar y se hacen muchas preguntas. “Búho, ¿es verdad que hay pena de cárcel para los gays? y ¿las mujeres no pueden usar bikini ni besarse en la calle?”.
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Para empezar, vamos a ubicarnos en el contexto. Qatar es un Estado soberano árabe ubicado al oeste de Asia. Profesa en su gran mayoría la religión islámica, que es la oficial. Es rico en la extracción de petróleo, pero sobre todo posee la tercera parte de las reservas de gas natural del mundo y ahora se han hecho más ricos por la guerra entre Ucrania y Rusia, pues Europa necesita su gas.
Esta pequeña península, dominada por la dinastía de los Al Tabi, tiene el primer ingreso per cápita del planeta. Si bien su capital Doha puede impresionar por su espectacular modernidad y sus edificios hermosos y altísimos como el Aspire Tower, todo ese desarrollo y glamur chocan con un tradicionalismo religioso arcaico, en claro contraste con la liberalidad occidental y que, aunque las autoridades cataríes no lo quieran reconocer, hará que durante el Mundial los turistas puedan ser maltratados por las autoridades: ‘todo por un beso’, como el tema de Ricardo Montaner.
Es que en ese país está prohibido que las personas se den muestras de amor en la vía pública. Sea una pareja heterosexual u homosexual. Tampoco se permite tomar licor en la calle o, peor aún, caminar ebrio.
Ambos ‘delitos’ son multados con 800 dólares o una pena de seis meses de cárcel y expulsión. El futbolista de la selección australiana Josh Cavallo, primer jugador de la liga de su país en declararse homosexual, afirmó en su momento: “Tengo miedo de viajar a Qatar porque me han dicho que hay pena de muerte para los gays”.
ENTRE LOS PAÍSES MÁS RIESGOSOS PARA LAS MUJERES
El portal Asher Lyric Ferguson creó un índice para viajeros y Qatar está, entre 150 países, en el séptimo lugar de los más riesgosos para las mujeres. Y añaden: Allí cualquier acto homosexual resultará castigado de uno a tres años de prisión, flagelación bajo la draconiana ley de Sharia.
Solo se puede tomar licor en cantidades moderadas en bares ubicados en grandes hoteles, en establecimientos especiales para extranjeros, que son excesivamente caros. Nadie puede ingresar al país borracho ni comprar trago en el ‘Duty Free’ para llevar.
Pero las leyes excesivas en la península, otrora guarida de feroces piratas, van más lejos. En el país también han sido sacados a la luz los abusos contra mujeres que denuncian violaciones sexuales, pues los tribunales ¡terminan denunciándolas por adulterio!
En el 2016 un caso tuvo repercusiones internacionales. Una joven holandesa, Laura D., denunció haber sido ultrajada, pero en vez de hacerle justicia, la detuvieron bajo la acusación de infiel. La chica estaba de vacaciones y asistió a una fiesta en el West Bay, la zona financiera de Doha, y allí bebió la primera copa y perdió el conocimiento.
Apareció a las horas en un hotel y comprobó que la habían violado. Las autoridades la detuvieron ni bien presentó la denuncia. Cuando apresaron al culpable, adujo que el sexo fue consentido y que ella cobró dinero. El tipo fue encarcelado porque las leyes en estos Estados musulmanes penan con cárcel las relaciones extramatrimoniales, sean consentidas o no.
Y no por la violación. Increíble, estamos hablando de países donde los jeques tienen hasta cinco esposas. El caso de Laura no es el único. Tres años antes, una noruega vivió un caso similar. Fue abusada por su jefe, quien la había invitado a cenar. Confiada en que la justicia castigaría al depravado, presentó su denuncia, pero ella fue arrestada, juzgada y condenada a 16 meses de cárcel bajo los cargos de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, falso testimonio y abuso sexual.
¡De locos! Solo la presión internacional hizo que fuera ‘perdonada’ por las autoridades, pero su experiencia fue traumática. ¿Los turistas o hinchas acatarán las draconianas exigencias del Estado musulmán? ¿O por el Mundial habrá tolerancia al mundo occidental? Apago el televisor.