Este Búho asiste al ‘día 10’ de la cuarentena y está obligado a hacer un balance. No me voy a detener en lo más resaltante, que es todo lo positivo que se está viendo desde que el Gobierno adoptó esta drástica medida, que el mandatario Martín Vizcarra encabeza con un liderazgo legítimo, reconocido hasta por sus más encarnizados adversarios.
Tampoco me voy a extender en el reconocimiento y las ¡gracias totales! a los médicos, enfermeras, personal de salud, trabajadores municipales de limpieza, militares, policías, bomberos y otros que se arriesgan al contagio cumpliendo con su labor para servirnos y protegernos a todos. Me voy a referir a lo que no se toca mucho, o se pasa por ‘agua tibia’. Resulta que en esta titánica lucha contra el coronavirus, se están cometiendo clamorosas e imperdonables ‘metidas de pata’, algunas, incluso, con consecuencias mortales que debemos sacar a la luz para que no se vuelvan a cometer y que se sancione a los responsables, porque con la vida de las personas no se juega.
INFECTADO, CON NEUMONÍA, Y LO MANDAN A SU CASA: ¿Por qué no le preguntaron al presidente Vizcarra sobre el caso del paciente que apareció el martes en el programa de Andrea Llosa? Acudió al hospital, donde luego de las pruebas médicas protocolares, efectivamente resultó positivo para coronavirus. Fue atendido y permaneció en cuarentena, y luego le dijeron: ‘Señor, está curado’. Y lo mandaron a su casa. Así, irresponsablemente, sin ningún tipo de monitoreo. Después de días, apareció en las redes sociales, desde el cuarto de un hostal, implorando que lo ayuden porque ‘me duelen lo pulmones, siento que me clavan cuchillos’. Increíblemente, durante varios días ninguna autoridad reparó en su caso. “Tengo miedo de salir al hospital y en el camino contagiar a más personas”, expresó en un mensaje desgarrador. Su llamado fue escuchado por el programa de Andrea Llosa, quien recogió la versión del paciente y su familia del norte del país. Y allí sí, como por arte de magia, las autoridades llegaron inmediatamente para internarlo en el hospital. ¿Así funcionan los organismos que están al frente de la lucha contra este virus desgraciado?
PENSIÓN Y SUBSIDIO DE LA TORTURA: En situaciones normales, sobrecoge ver a los ancianos haciendo largas colas para cobrar su Pensión 65, pero en plena cuarentena, con el maldito Covid-19 persiguiéndolos, nuestras autoridades demostrando poca humanidad, a sabiendas que hay transporte público restringido y la amenaza del virus los tiene a ellos en la primera línea, convocó a los viejitos a cobrar su pensión como en los tiempos en los que no teníamos una pandemia y, para colmo, también llamaron a los beneficiados con el subsidio para familias vulnerables. El caos fue terrible, los ancianos, en su desesperación, no respetaban el metro de distancia establecido. Pero lo peor es que al final, los del Banco de la Nación les dijeron a los beneficiados con el subsidio que ese día no les iban a pagar. ¿Así se practica la solidaridad? ¿Maltratando a nuestros ancianos y a gente pobre?
EL VIRUS DE LA VIVEZA DE LAS AFP: Ellos nunca pierden. Ante la crisis mundial por la pandemia, las compañías pusieron al toque el parche: ‘Nuestras inversiones se van a caer por la crisis y lógicamente recaerá en los aportes de los afiliados’. ¡¡¿Qué cosa?!! Los millones de aportantes a las AFP fuimos obligados a afiliarnos a ellas en el gobierno autoritario del ‘Chino’ Fujimori. Nos prometieron el oro y el moro con el cuento de la ‘rentabilidad’. Desde hace tiempo, desde distintos sectores, laborales, especialistas y políticos, han pedido que la afiliación sea voluntaria y que los que deseen puedan retirar sus aportes. Total, ese dinero es fruto de nuestro trabajo honrado de hace más de 25 años, pero ante esta terrible crisis, el Gobierno, por boca de la ministra de Economía, ha dicho que ‘hay que mantener la calma’, mientras que las AFP han perdido, según la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), entre enero e inicios de marzo de este año, 15 mil 481 millones de soles. Y todavía nos piden que continuemos afiliados. Tal vez esta terrible pandemia, que ha traído tanto dolor y muerte, pueda también traer algo que beneficie a los aportantes a las AFP, que podamos decidir, ante la crisis de estas instituciones, que hacer nosotros mismos con nuestros aportes. Es lo justo. Apago el televisor.