Este Búho, como millones de televidentes en todo el mundo, tuvo que esperar tres años para ver la cuarta temporada de la que está considerada la mejor serie en la historia de Netflix: ‘Stranger Things’ (‘Cosas extrañas’) y la espera valió la pena. Los niños de ayer han crecido a lo largo de los seis años que han durado las cuatro temporadas. Ahora ya son jóvenes y ha surgido entre ellos algún enamoramiento.
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Otros -ojo, no haré spoilers- se han mudado a California, dejando el pueblito de Hawkins, Indiana, con el horror donde se desarrolló la trama. Recuerdo que hace cinco años devoré con avidez, en maratón, las dos primeras temporadas y me quedé con la boca abierta. La historia, definitivamente, rinde homenaje a los que fueron niños y jóvenes en la década de los ochenta, sobre todo al cine de aquella época prodigiosa.
Por algo está ambientada en un pueblecito de Indiana (EE. UU.) en 1983, con toda la tecnología ‘rudimentaria’ de esa época. Los cuatro niños héroes: Mike, Dustin, Lucas y Will, no tienen celular y se comunican felices con sus ‘walkie-talkies’. Por el antiguo estéreo se escuchan canciones emblemáticas de la década, como ‘Should I Stay or Should I Go’, de The Clash.
Para mí, los creadores de la serie, los hermanos Matt y Ross Duffer, homenajean también a ese entrañable cine fantástico protagonizado por niños, como ‘ET’, de Spielberg; la inolvidable ‘Cuenta conmigo’ (‘Stand By Me’) de Rob Reiner; ‘Los Goonies’ o ‘Super 8′ de J.J. Abrams. Pero también tiene del cine de adolescentes de John Hughes, ‘La chica de rosa’, por los romances en la preparatoria, o terrorífico de David Cronenberg, como ‘Scanners’ (‘Mentes destructoras’). En literatura, puede ser un merecido homenaje al prolífico escritor de sagas de terror Stephen King.
El argumento central de la serie en las primeras dos temporadas era el siguiente: En un pueblito tranquilo hay una misteriosa planta propiedad del gobierno, fuertemente cerrada. Ni bien se inicia la serie, un científico es perseguido por una extraña criatura que lo devora. En otra escena, los cuatro niños juegan a ‘chapados y dragones’ de noche. Al terminar se van en sus bicicletas a sus casas. Will, el menor del grupo, es perseguido por una extraña criatura, presumiblemente la ‘cosa’ salida del misterioso laboratorio.
Al niño lo alcanzan cerca de su casa y desaparece. Su madre, una increíble Winona Ryder en el papel de una mujer abandonada por su marido, divorciada, nerviosa y fumadora compulsiva, lleva toda la carga emocional de la serie porque busca desesperadamente a su hijo y termina convencida de que no está muerto, que él puede comunicarse con ella por intermedio de la electricidad.
El Búho: ‘Stranger Things’ se ve ganada por el terror insano
Paralelamente, un grupo de científicos, encabezado por el doctor Brenner (siniestro Matthew Modine), llega a la planta a verificar los daños y comprueba que también ha huido una niña. Esa niña es Once (Eleven), que anda descalza y rapada. Los sicarios del gobierno están dispuestos hasta a matar con tal de encontrarla. Pero ella se juntará con los tres entrañables amiguitos de Will, el niño desaparecido, y juntos emprenden su búsqueda enfrentando a una serie de peligros. La niña tiene poderes de telequinesis y es un arma letal.
Resulta cálida esa ambientación de Norteamérica en ‘Stranger Things’, de películas como ‘Gremlins’ o ‘El joven manos de tijera’, de casas junto a bosques, ríos, nieve, lluvia y misterio. El punto de quiebre en la cuarta temporada: La ‘cosa’ sigue creciendo y la serie también con la inclusión de nuevos personajes.
En ese desarrollo, la serie presenta a Joyce (Winona Ryder), sus hijos Will y Jonathan, y a la recién incorporada a la familia, Eleven, intentando olvidar el horror en California, lejos de la tenebrosa Hawkins. Allí quedaron el novio de Eleven, el noble Mike, y su compinche Dustin, con una nueva ‘collera’ de amigos; el morocho Lucas, que ahora entró al equipo de básquetbol del colegio y se codea con los populares de la escuela; y Max, quien tras la traumática muerte de su hermano Billy ya no es la misma.
Otro de los héroes en la lucha contra el mal, Jim Hopper, el jefe de policía, está muy lejos, en una cárcel rusa. Todos los jóvenes viven los problemas típicos de la adolescencia, pero de golpe deberán unirse para descubrir qué hay detrás de una serie de asesinatos. ‘Stranger Things’ se ve ganada por el terror insano. Pero no cuento más. A verla en maratón en la noche, bien abrigaditos. Apago el televisor.
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