Este Búho se levantó cuidadosamente con el pie derecho, porque soy ‘cabulero’ como el ‘Tigre’ Gareca. Y porque hoy es un día especial. Un día que puede ser inolvidable si derrotamos a los ‘canguros’ australianos en Doha y clasificamos al Mundial de Qatar.
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Recuerdo como si fuera ayer aquella noche de noviembre de 2017 cuando vencimos a Nueva Zelanda con goles de la ‘Foquita’ Farfán y la ‘Sombra’ Ramos y conseguimos el boleto al Mundial de Rusia. Fui uno de los cincuenta mil privilegiados que estuvimos en el Estadio Nacional aquella jornada maravillosa.
Llevábamos ¡36 años! sin ir a un Mundial. La mayoría de los que estaban en las tribunas nunca habían visto jugar a Perú en el torneo más hermoso del mundo, donde compiten las mejores selecciones del planeta. Por eso, ni bien el árbitro francés Clément Turpin dio el pitazo final, muchos hinchas rompieron en un llanto contenido, pues se había quebrado la maldición que duró más de tres décadas y media. Lloraban de alegría, felicidad y emoción. Las centrales telefónicas de las agencias de viajes colapsaron por las llamadas solicitando paquetes turísticos a Rusia.
Mientras se desataba el jolgorio en el estadio, este columnista calladito pero feliz se iba a escribir su columna para el diario y, de allí, enrumbó a Miraflores, con mi carrito en caravana, para perderme en festejos en la ‘Calle de las Pizzas’, porque esa noche todo estaba permitido. Hoy ‘se puede repetir la historia…’, como cantaba el Cano Estremera en ‘La boda de ella’.
Si ganamos, volveremos al Mundial. Veo a mi hijito de cinco años con su camiseta ‘9′ de Lapadula y me pregunto si cuando tenga mi edad recordará que vio a Perú jugando su clasificación a la Copa del Mundo. Yo tenía su misma edad y entre la bruma recuerdo los gritos de mi tío Kike frente al tremendo televisor en blanco y negro Andrea gozando por la clasificación ante Argentina en la ‘Bombonera’, en 1969. Están en mis oídos los gritos y el llanto del popular animador Augusto Ferrando. ¡Por mi madrecita que no nos ganan!, gritaba a todo pulmón. Con el ‘Perú campeón’. Hoy nuestro himno es el ‘Contigo Perú’, del gran Augusto Polo Campos.
“Perú tiene la presión encima por ser considerado como ‘favorito’ y eso puede jugar en contra”
Continúo ingresando al túnel del tiempo: 1977. Este columnista, ya adolescente, estuvo con el tío Kike en la tribuna norte del Estadio Nacional la noche en que vencimos 2 a 0 a Chile con un golazo de cabeza del Cholo Sotil y otro de Juan Carlos Oblitas y dimos el paso que necesitábamos para clasificar al Mundial de Argentina 1978. Estos ojazos de Búho vieron cómo el presidente de facto Francisco Morales Bermúdez, ebrio de alcohol y emoción, bajó a la cancha y se puso la camiseta sudadita del capitán Julio Meléndez.
En 1981 ya estaba en San Marcos y ‘la televisión a color estaba en las vidrieras’ como cantaba Charly García. La selección de Uribe, Barbadillo, Velásquez, Chumpitaz, Cueto, Oblitas y compañía, eliminó a Uruguay, y llegamos al Mundial de España 1982 de la mano del querido técnico brasileño Tim. Ahora estamos a un partido para ir a Qatar, pero no debemos pecar de triunfalistas.
Hay que recordar las palabras de Diego Armando Maradona, quien aseguró que la mayor presión que vivió en su vida de futbolista no fue en un partido mundialista, sino en el partido de repechaje ante Australia en 1993. “Empatamos 1 a 1 en Sídney y nos jugábamos la vida en el Monumental. Pensar que nos podíamos quedar fuera del Mundial me mató y no dormí toda la noche”, reconoció el ‘Pelusa’.
Efectivamente, Argentina clasificó dramáticamente. Perú tiene la presión encima por ser considerado como ‘favorito’ y eso puede jugar en contra. Pero ojo, hay que estar atentos que Pedro Castillo pretende subirse al coche de la selección para ocultar con ello los tremendos casos de corrupción que lo embarran: la fuga de su socio Juan Silva y su sobrino Fray Vásquez Castillo y los audios de la vergüenza de Zamir Villaverde, entre otros ‘chicharrones’. Que no olvide el chotano que Morales Bermúdez, ni porque se puso la camiseta de Meléndez y cantó borracho de whisky, pudo evitar el tremendo paro nacional del 19 de julio que obligó a los militares a convocar a elecciones libres. Siempre hay que desconfiar de los políticos, más aún de los cínicos y corruptos. Apago el televisor.
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