"El Padrino", "Caracortada" y "Carlitos Way" son algunas de las cintas en las que brilló Al Pacino. (Foto: AFP)
"El Padrino", "Caracortada" y "Carlitos Way" son algunas de las cintas en las que brilló Al Pacino. (Foto: AFP)

Este Búho a veces piensa que la gente de Hollywood se asemeja a los protagonistas de esa entrañable y cómica película que vi de niño en el cine Mirones: ‘El mundo está loco, loco, loco, loco’ (1964), con el inmenso Spencer Tracy. Pienso así cuando leo que la socialité norteamericana Noor Alfallah, de 29 años, quien acababa de dar a luz un hijo del , quiere separar al bebé de su padre al pedir en un juzgado la custodia física completa de la criatura de tres meses.

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Noor inició una relación sentimental con el actor que duró poco más de un año. No sé qué es más loco, que el protagonista de ‘Caracortada’ perdiera la cabeza por Alfallah, quien podría ser su nieta, o el tener otro hijito que fácil podría ser su bisnieto. Pero valgan verdades, la reciente madre, proveniente de una familia acaudalada, ya había sorprendido al mundillo al ser novia de Mick Jagger, cuando el ‘Stone’ tenía 74 y ella 22 añitos.

Incluso, se le vinculó románticamente con Clint Eastwood, mayor que Jagger y Pacino. O sea, le encanta cambiar pañales. Todo este embrollo me llevó a ver una película clásica sobre la mafia que Netflix acaba de incluir en su catálogo: ‘Donnie Brasco’ (1997) donde Al Pacino brinda una sobrecogedora actuación junto a un ‘cachorro’ como Johnny Depp, que hace excelente dupla con el veterano ganador de un Oscar.

El filme es de un sorprendente Mick Newell, que dio un salto con garrocha de dirigir una cinta de humor negro como ‘Cuatro bodas y un funeral’ (1994) para estar al frente de lo que podría haber sido solo otra truculenta y oscura historia de mafiosos cualquiera de Nueva York a finales de los años setenta. Sin embargo, encontró la luz que la hizo una gran película, al mostrarnos la desgarradora relación de un mafioso de mando medio como Benjamín ‘El zurdo’ Ruggiero (deslumbrante Pacino) con su ‘discípulo’ Donnie Brasco (sorprendente Depp), quien en realidad es el agente infiltrado del FBI Joe Pistone.

La historia se sitúa en la época de decadencia de la mafia neoyorquina, cuando se pierden la lealtad y los códigos de fidelidad de la época de ‘El padrino’ y se suceden asesinatos de los jefes de las familias. Y tras las traiciones surgen capitanes ambiciosos y psicópatas como Sonny Black (Michael Madsen en el papel que más le calza), mientras mandos medios y leales como ‘El zurdo’ son marginados, humillados y considerados prescindibles.

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Al Pacino en Donnie Brasco

Ruggiero no solo vive desolado por el maltrato en la organización a la que le dedicó su vida ‘y sus veintiséis asesinatos’ como alardea, sino que su vida familiar también es un drama, con un hijo adulto atrapado en el infierno de las drogas que ni él ni su sumisa esposa Annette logran desengancharlo.

A Ruggiero, Brasco le simpatiza porque le asegura que vivió en un orfanato, no está casado, es inteligente y sabe ejercer la violencia cuando es necesaria. Mención aparte merece la paliza instigada por él a un empleado de un restaurante japonés que exigía a los mafiosos sacarse los zapatos como estipulaban las reglas del local.

‘El zurdo’ invita a Brasco a su casa a pasar Navidad y comparte sus frustraciones. Está entregado al joven al que considera como un hijo porque el suyo es un bueno para nada. ‘Yo te voy a proteger’, le dice, contra los ‘caimanes de un mismo foso’ de la tambaleante familia Bonnano, a quien el FBI le pisa los talones gracias a su ‘topo’.

La lejana y escondida vida hogareña del policía/mafioso es todo menos un jardín de rosas. No solo quiere tumbarse a la mafia, sino salvar a ‘El zurdo’ del guante del FBI o peor, de la furia de la ‘vendetta’ contra el cincuentón cuando se enteren de su verdadera identidad. ‘Soy tu protector. Nadie podrá tocarte’, le dice Benjamín, y lo mismo piensa el policía para él.

Sin el papel de Maggie (notable Anne Heche) no sería esta una película de culto. La relación entre los esposos expone lo desgarrador y salvaje que puede ser vivir una ‘doble vida’ de infiltrado. El filme ganó el Oscar al mejor guion adaptado y está basado en un caso real, el del agente del FBI Joe Pistone, que se infiltró en la mafia de Nueva York y con su testimonio y grabaciones logro meter a más de 200 criminales mafiosos en la cárcel.

La ‘cosa nostra’ puso un precio de medio millón de dólares por su cabeza. Escondido en algún lugar del planeta, bajo el programa de ‘protección de testigos’, Pistone sacó un libro sobre su terrible experiencia, ‘Donnie Brasco: My undercover life in the mafia’ (1988), y participó como asesor en la producción del filme. Firmado: No puedes hablar de películas de gánsteres si no has visto ‘Donnie Brasco’. Apago el televisor.

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