Partido de fútbol entre Alianza Lima y Universitario de Deportes por la Final Vuelta de la Liga 1 en el estadio Alejandro Villanueva, Matute, en La Victoria.
Foto: Giancarlo Avila / @photo.gec
Partido de fútbol entre Alianza Lima y Universitario de Deportes por la Final Vuelta de la Liga 1 en el estadio Alejandro Villanueva, Matute, en La Victoria. Foto: Giancarlo Avila / @photo.gec

Este Búho fue uno de los millones de peruanos que siguió la gran final entre Alianza y la ‘U’ en un estadio con más de 30 mil fanáticos aliancistas en Matute. Ganaron los cremas y campeonaron, pero los detalles futbolísticos se los dejo a mi colega ‘El Bombardero’, quien es el que mejor analiza lo que sucede en la pelotita.

Este columnista sí comenta un hecho gravísimo, que nos puso como ‘piñata’ ante la prensa deportiva mundial que se burla y hace escarnio de aquellos dirigentes que pretendieron boicotear el festejo de los rivales en La Victoria a la mala, con un vergonzante y peligroso apagón. Un recurso vil que desnudó su incapacidad, miedo y mezquindad ante la inexorable realidad de que los pasaron por encima y no supieron defender con buen juego su localía. En vez de reconocer con hidalguía su derrota y respetar el lógico festejo del ganador, procedieron a ejecutar una acción delictiva, pues según la Fiscalía de Prevención del Delito, quien ordenó esa bestialidad de apagar la luz expuso la vida de sus propios hinchas.

Como no podía ser de otra manera, algunos descerebrados tomaron de manera ‘chacotera’ esta decisión y festejaron como si fuera una gran ‘criollada’. Claro, ya sabemos que la estupidez es parte de la condición humana. Porque no fue casual que a los pocos segundos que el árbitro Ordóñez dio por finalizado el partido, se apagaron todas las luces del estadio. Ni los de Sendero Luminoso eran tan exactos para ejecutar sus malditos apagones. Si alucinaron que los cremas no iban a festejar, se equivocaron. Más bien, quienes estuvieron expuestos al peligro y a una eventual muerte fueron los miles de hinchas aliancistas ajenos a estos golpes bajos, que entraron en pánico porque llegaron con hijos pequeños, esposas, señores de la tercera edad. Fueron momentos de terror porque algunos desadaptados, ebrios de frustración y malsanos ‘deseos de venganza’, amparados por la oscuridad, pretendían ingresar al campo con el objetivo de agredir a los flamantes campeones.

¿Qué hubiera pasado si un policía lanzaba una bomba lacrimógena al grupo de agresores que estaba en la tribuna? Imagínense una estampida en medio de la penumbra total. Pareciera que se hubiera borrado de nuestra memoria colectiva que el 24 de mayo de 1964, un hincha, el ‘Negro Bomba’, invadió la cancha para agredir al árbitro durante el partido del preolímpico entre Perú y Argentina en el Estadio Nacional. Esa infausta tarde, la paliza que propinaba la Policía al zambo incitó a que la gente intentara invadir la cancha y los uniformados lanzaron bombas lacrimógenas, produciendose una estampida que dejó el terrible saldo de 328 muertos aplastados y asfixiados.

La noche del miércoles, de milagro no ocurrió una tragedia en medio de la penumbra, pero ningún dirigente del ‘Fondo Blanquiazul’ dio la cara y mandaron a un delegado peso pluma, Tito Ordóñez, a ‘ruletear’ a la prensa y sin rubor lanzó la primera gran mentira de la noche. Negó que la directiva haya ordenado el apagón y cantó la de Mario Hart: ‘Yo no fui’, o mejor dicho ‘Alianza no fue’. “Esas decisiones no nos corresponden a nosotros. Que no haya premiación y apagar las luces no fue una decisión del club”. Pero a primera hora de ayer un comunicado del Ministerio Público les hizo ver que estaban con la soga al cuello. ‘La Fiscalía de Prevención del Delito derivó a la Fiscalía Penal de Turno la investigación contra los que resulten responsables de los presuntos delitos de exposición de personas al peligro y disturbios en agravio de ciudadanos y agentes de la PNP, tras el final del clásico del fútbol’.

Los dirigentes muertos de miedo lanzaron un ‘comunicado’ cobarde porque no llevaba ninguna firma, pero tuvieron que reconocer que habían mentido, ‘que la decisión de apagar las luces del recinto deportivo se dio con el único fin de incentivar la rápida evacuación de las tribunas y preservar la integridad y seguridad del público y delegaciones deportivas’.

Ese comunicado es un mamarracho que ni siquiera ellos se lo creen. Quién puede evacuar más rápido un recinto abarrotado de personas a oscuras, so riesgo de rodar por las escaleras, toparse con grupos de borrachos que buscaban meterse al campo, rateros, mañosos. Los asistentes requintaban a los dirigentes. ‘¡Déjenlos festejar, carajo, prendan las luces!’, bramaban. Basta observar las redes para leer cómo los propios hinchas maldicen a los dirigentes, porque pudieron ocasionar una tragedia y los conminan a que se larguen del club porque tiraron millones de dólares a la basura con pésimas contrataciones. Quienes ordenaron el corte eléctrico deberán afrontar una denuncia penal y ser expectorados de la dirigencia. Y lógicamente el estadio deberá recibir una sanción ejemplar para que este tipo de patéticos actos dignos de ‘palomillas de ventana’ nunca vuelvan a ocurrir. Apago el televisor.

TE PUEDE INTERESAR



tags relacionadas

Contenido sugerido

Contenido GEC