Este Búho recibe un llamado del director: ‘Búho, escribe sobre los Jueves y Viernes Santos de tus tiempos’. Lo primero que puedo decir es mi sorpresa al comprobar cómo ha cambiado todo y me hace cantar el entrañable tema de Mercedes Sosa ‘Todo cambia’: ‘Cambia el pelaje de la fiera, cambia el cabello del anciano/ Y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño/ Pero no cambia mi amor, por más lejos que me encuentre/ Ni el recuerdo, ni el dolor/ de mi pueblo y de mi gente’.
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Antes, en los tiempos de mi niñez, la totalidad de películas en los cines eran de carácter religioso: ‘Jesús de Nazaret’, ‘El manto sagrado’ o ‘Vida, pasión y muerte de Jesús’. Ahora veo que estrenan ‘No me digan solterona’ y la película estrella de los estrenos es precisamente ‘El exorcista’, donde el diablo es el protagonista.
En ese entonces, los cines se llenaban porque la televisión era bien aburrida, con solo tres canales, los que hoy son Panamericana, América y el canal del Estado, y pasaban cintas antiguas de corte religioso en blanco y negro. Los curas de mi colegio eran más papistas que el papa: “Vayan a misa -nos decían- y de allí a sus casas, no salgan. Para qué van a ir al cine, hay tentaciones en la calle. Quédense viendo en televisión el sermón de las tres horas y guarden penitencia”.
Otra de las recomendaciones de los curas: ¡Ni se les ocurra proferir groserías ni jugar en la calle! Y había que cumplir esas órdenes. Ahora los chicos ya ni juegan fútbol y solo navegan en las redes, donde se escucha un lenguaje más procaz que ‘Hablando huevadas’. No satanizo nada, solo cuento los cambios.
El Búho: El público sentía que cometía ‘pecado’ si se iba a comer a una pollería
De chibolo no faltaba en las mesas populares por obligación el pescado, el jurel, bonito, hasta la merluza en forma de bacalao o en las mesas pudientes el mismísimo importado de Noruega y en los sectores medios el bacalao de tollo para preparar el picante de bacalao. Las pollerías estaban cerradas y solo abrían las cevicherías.
No crean que los que vendían pollos a la brasa cerraban porque de pronto se habían iluminado de fe y fervor religioso por Semana Santa, sino porque los pocos arriesgados que abrían sus negocios veían que en sus mesas no se sentaban ni las moscas. El público sentía que cometía ‘pecado’ si se iba a comer a una pollería. Hoy los Kentucky, Norky’s o locales de parrillas están a full.
Antes en Semana Santa hacían su agosto los pescadores artesanales, pero hoy los pescadores de Ventanilla y Ancón sufren porque el derrame de petróleo de Repsol ha contaminado sus aguas y ha ahuyentado a los peces y los mariscos.
Cambiando de tema, si los personajes bíblicos los trasladáramos a la coyuntura política actual, coincidiríamos que Vladimir Cerrón es Barrabás, el ladrón que hace de las suyas. Dina Boluarte es María Magdalena, por sus ‘pecados’ en su ‘agenda’ la conocereis. César Acuña es Pilatos, quien se lava las manos de los votos de sus congresistas que blindan al presidente, como los ‘Niños’, que se venden por unas monedas. Pedro Castillo es el apóstol mentiroso Pedro, que niega más de tres veces todos los chicharrones en los que está investigado. Me quedé corto. Mañana continúo. Apago el televisor.
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