Robert Redford. (Foto: EFE)
Robert Redford. (Foto: EFE)

Este Búho se entera de, un tótem del sétimo arte que marcó una época dorada en la industria cinematográfica. Más allá de su belleza física, porque fue el Brad Pitt de los años sesenta, su talento fue indispensable e insustituible como actor y director. Y también fue un activista que impulsó el cine independiente.

Según medios norteamericanos, el actor de Utah falleció en la tranquilidad de su casa, mientras dormía. Quienes hemos seguido de cerca su vida y su obra sabemos que durante décadas fue encasillado por las revistas frívolas de farándula hollywoodense como un ‘sex symbol’ o una ‘cara bonita’.

La industria del cine nunca imaginaría que ese muchacho de rostro perfecto amasaría millones de dólares por sus películas o que algún día sería el pionero en fundar festivales de cine independiente, como el ya clásico Festival de Cine de Sundance, cantera de buenos directores y propuestas ajenas a los corsés de la gran industria.

Pero hay que escudriñar en la biografía del actor para comprender lo que fue el derrotero de su vida. Se crio en un hogar de clase media, en un barrio hispano de Los Ángeles con un padre contador.

Cuando su madre enfermó de cáncer y murió a los 41 años, el joven se volvió un rebelde, pero a la vez le gustaba dibujar y escribir historias. Se fue a Europa a vivir la bohemia parisina y romana, pero regresó frustrado, pues el Viejo Continente no era lo que había escrito Ernest Hemingway décadas atrás.

Se dedicó al trago, pero halló un salvavidas. Una universitaria de su ciudad, bellísima, llamada Lola Van Wagenen, le cambió la vida. Dejó de tomar y se matriculó para estudiar actuación. Fue uno de los mejores actores teatrales de Broadway y por su talento y ‘pinta’ fue contratado en Hollywood.

Al principio, las películas no le reportaban fama ni ganancias, a tal punto que su padre lo emplazó: ‘¿Por qué no te buscas un empleo de verdad?’. Hasta que con el filme ‘Descalzos por el parque’ (1967), con Jane Fonda, logró el estrellato definitivo.

Con Fonda construyó una amistad que atravesó el tiempo, aunque la guapa actriz siempre lo vio con otros ojos. Sin embargo, la gran película que lo convirtió en la estrella más taquillera de Hollywood fue ‘El golpe’ (1973), con su gran amigo Paul Newman. Fue nominado al Oscar como actor principal. Pero la cinta que lo marcaría sería ‘Todos los hombres del presidente’ (1976), basada en el libro de los periodistas del Washington Post que destaparon el ‘caso Watergate’, que hizo caer a Richard Nixon.

Allí, los periodistas Carl Bernstein (Dustin Hoffman) y Bob Woodward (Redford) del Post investigan una escandalosa red de escuchas telefónicas clandestinas ordenadas nada menos que desde la propia Casa Blanca. Los hombres de prensa sufren presiones de todo tipo, pero al final, con el apoyo de los editores del medio, logran sacar su investigación a la luz y, en agosto de 1974, el arrogante y poderoso presidente Nixon tuvo que renunciar vergonzosamente entre lágrimas.

Esta es una película que siempre recomiendo a los jóvenes estudiantes de periodismo. Ganó dos premios Oscar, uno como director y otro honorífico. A Redford nunca le gustó alternar en el glamoroso mundo de Hollywood. Toda su vida vivió en su rancho de Utah criando caballos, si es que no estaba filmando. Tenía una vida pausada luego de su retiro.

Decía: “El dinero puede ser peligroso, es una gran seducción. La vanidad es otro mal. Estás tan ligado a tu aspecto físico que llega a ser algo devastador, porque eso no dura para siempre. No quiero encasillarme como el tipo apuesto. Eso me irrita. Por eso, cuando estás en contacto con la tierra nada de eso importa. Necesito espacio para renovarme, así vuelvo a trabajar con la visión más clara”.

Se retiraría luego de grabar ‘The Old Man & The Gun’ (2018). Tras su muerte, Fonda dijo: “Significó mucho para mí. Fue un hombre hermoso en todos los sentidos y creía en un Estados Unidos por el que debemos seguir luchando”. Apago el televisor.

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