Este Búho, como miles de peruanos, tiene amigos y familiares cercanos que han sido víctimas de la delincuencia que azota al país. Una prima, saliendo de su casa, en Miraflores, fue arrastrada casi una cuadra por unos malditos ‘raqueteros’ para robarle su cartera. Casos idénticos se dan por miles.
Según las estadísticas, podemos decir que, literalmente, Lima y las principales ciudades del Perú están ‘tomadas’ por los delincuentes. En estas terribles épocas de pandemía, de crisis económica, cuando los ciudadanos honrados, desesperados, tratan de diseñar estrategias para sobrevivir, realizar algún ‘negocito’, los delincuentes también se reúnen, pero para planificar sus atracos. ¿Por qué han aumentado los asaltos en el país? Definitivamente la falta de trabajo ha empujado a mucha gente que vive en zonas ‘picantes’, que estaba al filo de la honestidad, al verse desempleados abruptamente, a ‘cruzar la línea’ e integrar la ‘batería’ de los delincuentes del barrio. Igual los extranjeros que tenían un trabajo honrado, al ser despedidos de restaurantes y negocios, se dejan llevar por los ‘cantos de sirena’ de sus amigos lacras, como ‘Los malditos del tren de Aragua’, ‘Los fuleros del Jockey’, ‘Los gatilleros de la guaira’ y una docena de bandas más. Para el ex ministro del Interior, Remigio Hernani, un hombre ‘cien por ciento inteligencia’, resulta necesario que los militares apoyen a la Policía Nacional para combatir la inseguridad ciudadana.
Este cronista recuerda que Lima y el país nunca vieron una inseguridad como la que se vive actualmente, donde te asesinan ¡¡por robarte un celular!! Recuerdo que de niño vivía en la Unidad Vecinal Mirones y a las seis de la mañana el lechero repartía los pomos de leche ‘Upa’ en las puertas de las casas, el canillita dejaba ‘El Comercio’ y nadie osaba coger lo que no era suyo. Hoy, ni la leche ni el periódico durarían tres minutos.
A fines de los noventa, este Búho viajó a Venezuela, en la mejor época de Hugo Chávez, pero la misma gente del hotel de Caracas me advirtió: ‘Chamo, no vaya a caminar ni salga de noche’. Lo mismo me sucedió en la Medellín de los años de ‘la resaca’ del cártel del ‘Patrón del mal’, Pablo Escobar, muerto tres años antes. No se podía salir. A esos niveles parece que estamos llegando en el país. ¿Por qué hemos tocado fondo?
Según los expertos, estamos viviendo lo que exactamente se denomina ‘crisis de inseguridad ciudadana’. Antes eran los bancos, los grandes negocios o las grandes residencias. Ahora, los afectados directos son los ‘ciudadanos de a pie’, los transeúntes, los que manejan vehículos, los que viajan en transporte público, los que van a restaurantes, los dueños de pequeños negocios. Los ‘raqueteros’, ‘marcas’ y asaltantes de todo pelaje hacen de las suyas. Se arman bandas con autos, motos y ‘taxicholos’, no para desvalijar una agencia bancaria, sino a un turista o a un empresario que sale de un restaurante con una cadena de oro en el cuello o un Rolex. Para colmo de males, hay una putrefacción en ciertos miembros de la Fiscalía y el Poder Judicial. No puede ser posible que el gran trabajo de la Policía, de desarticular bandas y capturar a delincuentes ‘infraganti’, se vea socavado por malas autoridades que ‘sueltan’ a hampones reincidentes. Pero ¿qué hacer? Porque no se trata solo de exponer la enfermedad, sino de encontrar un diagnóstico para combatirla. Para derrotar a la delincuencia callejera se debe contar con mayores vehículos, motos y tecnología, además de cámaras en los lugares álgidos y ‘picantes’.
Son medidas necesarias, pero recuerden que cuando en 1994 Nueva York era ‘la ciudad más peligrosa del mundo’, el alcalde Rudolph Giuliani encargó al entonces jefe de la Policía, Bill Bratton, un plan para erradicar la violencia. Bratton, con 37 mil policías, presentó su famoso ‘Plan Tolerancia Cero’ que redujo la criminalidad. El señor que hizo ese milagro fue contratado por el recordado alcalde Alberto Andrade y realizó un diagnóstico que el posterior burgomaestre Luis Castañeda Lossio tiró al tacho. Increíble. ¿El ‘Gringo’ Jorge Muñoz tiene un plan para trabajar en coordinación con la Policía? Parece que no, porque he comprobado que las calles del centro de Lima en las noches son tierra de nadie.
Apago el televisor.