Este Búho llega más embalado que Kike Suero luego de pasar la noche bebiendo una trepadora cachina. Por eso, agarro mi ‘Espada del augurio’ de ‘Los Thundercats’, para que me permita ver ‘más allá de lo evidente’ en estos ‘Pastillazos’ que tanto reclaman mis lectores.
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PEDRO CASTILLO: El presidente volvió a hacer un ‘papelón’ después del que protagonizó con el periodista Fernando del Rincón, de la CNN. Esta vez ocurrió en Santiago de Chile, adonde viajó a la toma de mando de Gabriel Boric. Con un traje similar al de Evo Morales, dijo lo siguiente: “Me ha gustado tremendamente la transmisión del hermano Santiago (sic) con Boric”, cuando debió decir Sebastián Piñera. Esas palabras fueron objeto de burla y escarnio en las redes sociales y en los chismes políticos de los programas de televisión y diarios chilenos.
Ni bien llegó a Lima, se dio con una sorpresa desagradable: la encuesta de Ipsos muestra que el 63 % de los ciudadanos informados del país cree que las acusaciones de Karelim López contra él son ciertas, mientras que el 53 % de peruanos pide que renuncie a la presidencia. Además, es posible que hoy la oposición en el Congreso alcance las 52 firmas para que ingrese a debate un nuevo pedido de vacancia, por más caramelos que les lanzó a los ‘niños’ de Acción Popular, Alianza Para el Progreso, Somos Perú y Podemos.
El Búho: “Bruno Pacheco era el eslabón que esperaba la Fiscalía para seguir la ruta del dinero”
ANÍBAL TORRES: El premier también estuvo muy activo y trata por todos los medios de ‘blindar’ al mandatario, ahora que Bruno Pacheco, quien fue secretario de Palacio, va a declarar presuntamente contra la mafia enquistada en Palacio. Torres, para desviar el foco de la atención, se ha tomado de un artículo de la Constitución donde se señala que el Consejo de Ministros puede pedirle al presidente que asista al Congreso, para que dé un mensaje a la Nación.
El premier, para poner más misterio a la situación, anuncia una ‘bombita’ al decir que “habrá probablemente alguna sorpresa, algún anuncio porque la inseguridad política nos está causando mucho daño y no es una inseguridad solo de este régimen, sino que viene de hace cinco años”.
Uno se pregunta, ¿la prensa o la ciudadanía tuvimos la culpa de tener el primer gabinete impresentable con un admirador de terroristas como Guido Bellido y ministros incalificables en Transportes, Educación, Defensa, hasta uno del Interior que hacía fiesta en su casa por el Día de la Canción Criolla, mientras mandaba a la Policía a allanar las casas del resto de la población? ¿Quién es el culpable de que un personaje como el expresidiario Zamir Villaverde, según Karelim, maneje una mafia en el Ministerio de Transportes? Son solo algunos casos de corrupción e ineptitud que han creado una inestabilidad y un caos de gobernabilidad, señor Torres. No pretenda tapar el sol con un dedo, ni busque ahora mandar al presidente a ‘pechar’ al Congreso.
BRUNO PACHECO: El que fuera mano derecha de Pedro Castillo era el eslabón que esperaba la Fiscalía para seguir la ruta del dinero en la presunta mafia que, según la lobista López, jefaturaba Castillo e integraban sus sobrinos, Zamir Villaverde y el exministro Juan Silva. Pacheco, el profesor del Rímac, al que se le presentó la Virgen cuando conoció a Castillo, del que fue su ‘adú’, ‘uña y mugre’, dice que va a cantar en la Fiscalía porque ha sufrido ‘amenazas de muerte, desprestigio a mi persona y familia’. Declarará hoy temeroso.
En el video donde anuncia su intención de acogerse como ‘colaborador de la justicia’ se le nota asustado, pues es investigado por las ‘presiones’ ejercidas para los ascensos en las Fuerzas Armadas. También lo investigan por enriquecimiento ilícito, pues está complicado no solo por los veinte mil dólares que se encontraron en su baño.
El caso de Pacheco me hace recordar a la notable cinta de Martin Scorsese, ‘Casino’ (1995). Cuando los ancianos ‘padrinos’ de la mafia son descubiertos y llevados a juicio, todos se presentan con tanques de oxígeno y enfermeras para que les den libertad condicional. En el intermedio se reúnen en una sala y acuerdan no dejar cabos sueltos. Luego, uno a uno son asesinados todos sus compinches de menor rango. Hasta uno que huyó a la lejana Costa Rica, donde lo acribillan en su lujosa residencia. Porque la mafia no perdona. Apago el televisor.