Este Búho escribió ayer sobre lo condenable que resulta que el propio presidente de la República insulte al periodismo. Por más que luego intente un disculpa hipócrita, pienso que ese insulto, como se dice en la calle, le ‘salió del forro’ y desnuda una vez más la faz autoritaria de Perú Libre y Vladimir Cerrón, con quien cogobierna.
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Es más, en el ideario que llevó al profesor a la presidencia, se habla claramente que ellos no creen en la libertad de prensa. Ellos pretenden hacer un calco y copia de lo que hay en Cuba, donde solo existen dos publicaciones escritas: el Granma, del Partido Comunista, y la revista de la Juventud Comunista, que es idéntica a la primera, las que no critican en ninguna línea al Gobierno. Eso buscan, en realidad, el cajamarquino y Cerrón para nuestro país. Recuerdo que ni bien entró el chotano a Palacio, su vicepresidenta Dina Boluarte pidió una ‘luna de miel’ con el Gobierno, justo cuando don Pedro nombraba a un apologista de la terrorista Edith Lagos, Guido Bellido, como premier.
Los periodistas, incluido este columnista, respondimos que el periodismo independiente nunca podrá tener una ‘luna de miel’ con el poder y sus tentáculos. Ellos quisieran periodistas cortesanos, que acepten viajecitos, almuercitos y ‘asesorías’ o abundante publicidad estatal, la ‘torta’ que le dicen. Que hagan, ante las denuncias a sus políticos ‘protegidos’, la de Shakira: ‘sordos, ciegos y mudos’.
Por eso siempre me identifico con los consejos de otro gran periodista argentino, Manfred Schönfeld, quien a finales de los setenta fue masacrado, tanto por los montoneros peronistas de izquierda, como por la Triple A derechista. Él defendía la verdad desde el periódico que dirigía y cuestionaba a ambos violentistas con objetividad. “En ese abrazo, en ese café, en esa cena que te invitan los poderosos, habrá una intención de comprarte, convencerte y caerle bien al periodista, es mejor evitar esos encuentros”, decía Schönfeld, que solo se reunía con estudiantes de periodismo.
Recuerdo que de niño fui testigo de cómo en el Jirón de la Unión la ‘guardia de asalto’ de la Policía reprimía a los valientes periodistas de ‘El Comercio’ y ‘La Prensa’ que protestaban por la ‘expropiación’ (léase robo) de los diarios a sus legítimos propietarios. Todos los años en que estuvieron confiscados, se ignoraron los actos de corrupción de los uniformados en sus altos cargos del Gobierno. Los que solo denunciaban las revistas como las míticas ‘Caretas’ de Enrique Zileri y ‘Oiga’ de Paco Igartua. Por ello sufrieron abusivos cierres, confiscaciones, hasta deportaciones y cárcel.
El Búho: La prensa tiene el deber de desnudar las corruptelas
Solo cuando retornó la democracia en 1980 y Fernando Belaunde devolvió los diarios a sus legítimos propietarios, los diarios y la TV volvieron a investigar y sacar a la luz los ‘trapos sucios ‘del régimen belaundista, como debía ser. Durante los gobiernos sucesivos, salvo el bache que significó la llegada de Fujimori y Montesinos al poder, quienes compraron a los dueños de los canales y inundaron los quioscos con ‘diarios chicha’ para atacar a los periodistas independientes, los demás gobernantes respetaron a la prensa.
Hoy estamos viviendo tiempos de incertidumbre en el país. Debemos de tener ahora el peor gabinete que se recuerde y la prensa tiene el deber de desnudar las corruptelas y ya vemos cómo Vladimir Cerrón empezó a copar el aparato público con su gente, sin importar si tienen capacidad de gestión, experiencia, currículum.
El martes fue despedido de Televisión Nacional del Perú el periodista Enrique Chávez, por poner el video en donde Pedro Castillo insulta a los periodistas diciendo ‘esta prensa es un chiste’. Intolerancia total. Y, sin ir más lejos, ‘El Comercio’ publicó ayer que la Dirección de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac) mantiene una investigación de una presunta organización criminal liderada por Henry López, militante de Perú Libre y hombre de confianza de Vladimir Cerrón, junto al actual alcalde de Junín y varios funcionarios, por cobrar cupos a comerciante formales e informales en Huancayo. ¿También dirá Castillo que esta investigación es un chiste? Lo que no es un chiste es que si uno pone el dedo en un ministerio o hasta en su propio despacho presidencial salta la pus de la corrupción, como escribía el maestro Manuel González Prada. Apago el televisor.
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