Este Búho se entera de que el maldito Juan Antonio Enríquez García, el ‘Monstruo de Chiclayo’, secuestrador y violador confeso de una niña de tres añitos, ha sido trasladado al penal de máxima seguridad de Challapalca, ubicado entre las alturas de Tacna y Puno. Toda la ciudad norteña esperaba que cumpla sus nueve meses de prisión preventiva en el penal de Picsi, donde los ‘taitas’ ya lo habían ‘sentenciado’ a muerte.
LEE TAMBIÉN: Pedro Castillo, Maricarmen Alva y Aníbal Torres en Radiografía política
Las autoridades se tomaron muy en serio la amenaza, por los antecedentes, ya que en el 2019, en ese penal, Cristian Magán Chuquiruna, preso por la violación de una escolar de 14 años, fue encontrado muerto por un presunto ‘suicidio’, pero sus familares sostuvieron que fue estrangulado. Días antes habían intentado envenenarlo. Años atrás, en el penal Castro Castro, dos violadores que mataron a una menor fueron ‘recibidos’ aplicándoles ‘de su propia medicina’ y luego los masacraron a fierrazos para terminar lanzándonos del cuarto piso.
Uno murió y el otro quedó invalido de por vida. Mientras las autoridades del INPE creen ingenuamente que el ‘Monstruo de Chiclayo’ puede estar a salvo de los ‘taitas’ que quieren ‘cobrar justicia’ por sus propias manos, en nombre de los padres de la infortunada criaturita; me permito ver cómo enfrenta la justicia de otros países a estos miserables. En España la pena es 40 años de cárcel y diez de ‘monitoreo’ al reo.
Estados Unidos se protege de los violadores y depredadores con la ‘Ley Megan’, llamada así en homenaje a Megan Kanka, una niñita de siete años violada y asesinada en Nueva Jersey, en 1994, por Jesse Timmendeguas, un violador reincidente que vivía cerca a la casa de la pequeña, además de otros violadores más vecinos de la niña. En ese mismo año, a raíz de su muerte, se dio la ley que ordena que todas las autoridades deben tener información de los pedófilos que viven en la zona y alertar a la comunidad.
El Búho: Estados Unidos es el país que más busca cortar de raíz a estos miserables
Además, los exconvictos deben reportarse mensualmente a sus custodios por 10 años. ‘Si retrocediéramos en el tiempo y esta ley estuviera en vigencia, Megan no hubiese muerto porque su asesino estaría controlado’, sostuvo el senador republicano por Nueva Jersey, Paul Kramer, quien promovió la ley. Estados Unidos es el país que más busca cortar de raíz a estos miserables. A los violadores se les somete a castración química en los estados donde hay mayor incidencia de casos, como Florida, California, Georgia, Louisiana, Iowa, Texas, Montana, Georgia y Wisconsin.
En Alabama, el congresista republicano Steve Hurst impulsa una ley que plantea que los propios violadores paguen su ‘castración quirúrgica’, antes de salir liberados de la custodia estatal. En Norteamérica una violación seguida de homicidio en estados donde se aplica la pena de muerte, como Texas, es la inyección letal. En los estados donde no se aplica, se da la cadena perpetua sin libertad condicional. No puedo dejar de recordar a una bestia ‘made in Perú’: Nicolás Gutiérrez Mendoza, ‘El monstruo de Parcona’, quien asesinó y violó a trece indefensas niñas en Parcona, Ica y Villa María del Triunfo, entre 1995 y 1996.
Al principio la policía del pueblo ignoraba las denuncias de los familiares. Solo cuando apareció un segundo cuerpo se dieron cuenta de que había un asesino serial e intensificaron su búsqueda. Aparecieron nuevos cuerpos. El 4 de setiembre de 1996 acabó su sed de sangre porque regresó a Parcona, volvió a secuestrar a una niña y los pobladores lo sorprendieron junto a la criatura semidesnuda en momentos en que el depravado procedía a dar rienda suelta a su instinto asesino.
Luego no dudó en confesar fríamente sus crímenes y contar su ‘modus operandi’. Rondaba los colegios primarios y seleccionaba a sus víctimas. Les ofrecía golosinas y les decía que si llevaban una carta a su enamorada les daba cinco soles. Con ese ardid las llevaba a una chacra y adquiría otra perversa personalidad, violando y estrangulando a sus víctimas. Condenado a cadena perpetua, el ‘monstruo’ en todos los penales donde fue internado fue agredido por los presos y sufrió reiteradas violaciones. Los reos le aplicaron la ley de ‘quien a hierro mata, a hierro muere’. Apago el televisor.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
‘El combate’, de Norman Mailer