
Este Búho es consciente de que los penales son una arista clave en la lucha contra la ola criminal que azota al país. A esos centros debe apuntar el Gobierno para destruir buena parte de la dinámica criminal de las más sanguinarias bandas criminales. Dominadas por la corrupción de malos funcionarios, las cárceles son desde hace tiempo centrales de operación del crimen organizado.
Para nadie es un secreto que desde el interior de estos lugares se planea, ordena y hasta se sigue en tiempo real la ejecución de asaltos, secuestros y asesinatos en las calles. Es que, de manera ‘inexplicable’, los reos más peligrosos cuentan con celulares de alta gama con conexión a Internet, con los que están conectados al exterior y siguen batuteando a sus bandas.
Los llamados ‘delegados’ de pabellón son muchas veces los presos más avezados y malditos, quienes ejercen un control asesino en ‘sus territorios’. Actúan como crueles caciques cuya voz es ley, tras haber comprado con miles de soles a autoridades corruptas de la prisión, que se convierten como la canción de Shakira: en ciegos, sordos y mudos.
Los ‘taitas’ venden drogas y alcohol, tienen celulares, Internet y extorsionan a otros reos. Si alguno de estos no se somete a sus órdenes o no les dan el dinero que les piden, lo masacran, lo cortan y hasta lo asesinan. Incluso, ordenan que les pongan bombas a las casas de sus familias.
La corrupción, ese cáncer maldito que lo pudre todo, ha llegado hasta Challapalca, donde hace unas semanas encontraron equipos avanzados para el Internet de los reos. Encima, en los últimos días nos hemos enterado de la fuga de internos de los penales de Huaral y de Piura. Los mismos familiares de los presos, en las colas para ingresar en los días de visita, se quejan de que malos funcionarios del INPE cobran para dejar ingresar drogas, armas, celulares y cualquier otra cosa que deseen.
El Gobierno debe comenzar a limpiar las cárceles de funcionarios corruptos si de verdad quiere lograr un cambio. Si no hace eso, todo lo demás serán esfuerzos en vano, igual que arar sobre el gua. Está bien que se haga el apagón eléctrico en los presidios, que consiste en cortar la electricidad y permitir únicamente la iluminación básica, con el fin de impedir el uso de equipos electrónicos no autorizados.
Del mismo modo, se ha ordenado la destrucción de antenas de telecomunicación ilícitas, algo que es redundante, pues siempre han estado prohibidas. Los militares son los encargados de realizar y supervisar que estas medidas se realicen, en coordinación con el INPE.
Pero lo mejor sería que los soldados se queden vigilando en los reclusorios de manera permanente, y cada cierto tiempo tendrían que ser relevados por otros soldados, para impedir que la corrupción los alcance.
Deberían hacer un trabajo similar al de la Base Naval del Callao, que es uno de los más vigilados pues ahí están los principales cabecillas de Sendero Luminoso y del MRTA, como Víctor Polay Campos, Óscar Ramírez Durand o Florindo Flores Hala.
También es urgente que se manden a construir más prisiones de alta seguridad, bien alejadas y en la puna más gélida. Los delincuentes odian el frío y además se les hará más difícil tener visitas, que muchas veces hacen de mensajeros. En esos lugares deben ser internados los más peligrosos, quienes deben estar prácticamente aislados para seguridad de la sociedad.
Hace un tiempo el exlíder del mexicano Cártel de Sinaloa, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, se quejó de las duras condiciones de su encierro en una cárcel de Estados Unidos donde paga condena perpetua. El antiguo todopoderoso narco, que sin compasión ordenó torturar y asesinar a cientos de personas, hoy llora porque se le impide el contacto con otros reos y se pasa 23 horas al día en una celda de concreto cuya luz permanece encendida en todo momento.
Se le han caído los dientes y el pelo, adelgazó y dicen que tiene problemas mentales. Irrecuperables como ese monstruo deben ser encarcelados bajo las mismas condiciones, no como venganza, sino para impedir que sigan haciendo daño y como advertencia a los demás criminales. Apago el televisor.








