
Este Búho ve con preocupación que la delincuencia parece actuar con mayor violencia en los últimos días. Los criminales se ríen de los estados de emergencia. La realidad es que el Perú está en una guerra declarada contra las organizaciones criminales nacionales y extranjeras que operan en el país. Esta situación ya no da para más y requiere medidas extremas y radicales.
El presidente José Jerí anunció nuevas decisiones que ojalá den resultados. Pero para que no fracasen como las anteriores tomadas en los últimos años, se requiere de algunas medidas innegociables que se deben adoptar cuanto antes. Una de ellas es reforzar el patrullaje policial. Hoy una persona puede caminar varias cuadras sin cruzarse con ningún agente.
Eso no puede ocurrir en un país donde la delincuencia está desbordada. Es una invitación a los hampones para que sigan delinquiendo, pues se saben impunes. Ya es tiempo de que policías y militares retirados sean contratados para que realicen labores administrativas en las comisarías, lo que permitirá que un gran número de efectivos en actividad puedan salir a las calles a dar seguridad a los ciudadanos. Además, los licenciados que vuelvan al trabajo podrán contar con un ingreso extra.
Otra medida urgente es poner orden en los penales. No pueden seguir siendo centros de diversión para los más peligrosos delincuentes, quienes no solo tienen drogas, alcohol y hasta mujeres, sino que a través de celulares e internet siguen dirigiendo a sus bandas para perpetrar secuestros, asaltos, asesinatos y extorsiones. Para terminar con esta situación es fundamental acabar con la corrupción en el Inpe.
Esta institución cuenta con agentes honorables que ponen todo su empeño para imponer el orden, pero también tiene ‘manzanas podridas’ que a cambio de coimas se tiran abajo todo el esfuerzo de los honrados. Además, el gobierno debe apartar del cargo de inmediato al presidente del Inpe, Iván Paredes, quien está acusado de haber recibido una coima de 80 mil soles para facilitar la excarcelación de un exagente policial condenado por la justicia.
Asimismo, el gobierno debe priorizar la construcción de penales de máxima seguridad para contar con ellos cuanto antes. Las cárceles están hacinadas y ese caos favorece a los criminales. Los cabecillas de bandas, los asesinos, secuestradores y extorsionadores deben ser sometidos a un duro régimen de encierro, como parece que se está haciendo en el nuevo pabellón de máxima seguridad de Ancón 1, donde pasan 22 horas al día en sus celdas de dos por cuatro metros, sin electricidad y con derecho a visitas solo una vez cada dos semanas.
No se puede actuar de otra forma con hampones sanguinarios que no dudan un instante en balear a una madre de familia o un adolescente para robarle el celular. También hay que dotar a la Policía de mejores armas, chalecos antibalas, uniformes, municiones. No pueden seguir comprándose ellos mismos sus equipos. Además, deben recibir capacitación constante y mejorar los sueldos a los mejores agentes.
El gobierno anunció una inversión de seis mil 800 millones de soles en seguridad ciudadana para el próximo año, así que esperemos que ese dinero sea bien utilizado. Ya no puede esperar la reforma policial y la erradicación de los malos elementos que ensucian a esta institución. Debe haber más controles en las escuelas policiales para admitir solo a elementos idóneos, pues en los últimos tiempos vemos que jóvenes agentes cruzan la línea y se convierten en delincuentes.
También debe hacerse la reforma del Poder Judicial y de la Fiscalía, de donde deben sacar a esos magistrados cuyos fallos y decisiones siempre terminan favoreciendo a los criminales, en perjuicio de los ciudadanos. Además, se deben reforzar las fronteras del país, que siempre han sido una coladera.
No podemos permitir que más asesinos extranjeros entren al Perú libremente para extorsionar y matar a peruanos de bien. Nos ahorraremos una cantidad enorme de problemas y dinero con solo evitar que ingresen las peores lacras de otros países. Se debe disponer que los militares vigilen las fronteras de manera permanente.
Reitero, estamos en guerra contra la delincuencia asesina y todos debemos contribuir de forma activa para acabar con esta crisis de inseguridad que amenaza la vida de las personas que más queremos. Apago el televisor.








