Este Búho lamenta la triste situación de ultra violencia que envuelve a nuestro hermano país del Ecuador. Gracias a mis amigos, el tablista ‘Chilo’ y el legendario cronista de viajes Alvaro ‘Caníbal’ Rocha, pude tener las coordenadas para enrumbar solitariamente con mi tabla a conocer el balneario Montañitas, en Santa Elena, a tres horas al norte de Guayaquil, ‘el paraíso los surfistas’.
Corría el año 1991 y tú te olvidabas la maleta en una banca del terminal de buses, regresabas a la media hora y la encontrabas allí. Lo único malo de los ecuatorianos es que le echaban ketchup, palta y mayonesa al cebiche. La gente es honrada y servicial. Montañitas era, en ese tiempo, un balneario de construcciones rústicas, con hoteles que encontrabas desde ¡dos dólares! la noche.
Habían pubs con música reggae, hippies pacíficos, en su mayoría argentinos, brasileños, chilenos y colombianos, pero también ingleses, españoles, irlandeses y australianos. Algunos se recurseaban vendiendo sus cigarritos de marihuana, otros ofrecían drogas más potentes al menudeo. Pero no ingresaba el sucio narcotráfico al balneario.
Recuerden que todavía estaba vivo Pablo Escobar, que cayó abatido en Medellín en 1993 y quedó el cártel de Cali, y era el puerto de Buenaventura el utilizado para despachar la cocaína hasta que los desarticuló la DEA, sino vean ‘El cártel de Los Sapos’. Extraditados los hermanos Rodríguez Orejuela, Escobar puso sus hediondas manos en pandillas ecuatorianas que por dinero sucio del narcotráfico de cocaína y el fentanilo se volvieron salvajemente homicidas.
El asesinato de dos inofensivas turistas argentinas en Montañitas causó conmoción al inicio del año. Las bandas criminales comenzaron a actuar con salvaje impunidad: matar y violar. La expresidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador, Gabriela Rivadeneira, advirtió hoy que la situación del país ‘es una alerta a todos los países de la región frente a la escalada del crimen organizado, producto del cambio en la comercialización y consumo de drogas’.
Precisó que el escenario de violencia que se vive en Ecuador comenzó hace seis años. ‘El primer motín carcelario sucedió porque el Estado ecuatoriano no tenía control del territorio del país’. Según la política ecuatoriana, ‘la ausencia de Estado’ producto de los gobiernos de la corrupción de Rafael Correa, Lenín Moreno y ‘la disputa no solamente del cártel de Sinaloa, sino de grupos menores han convertido a Ecuador en el país más inseguro y violento del continente, con 44 muertes cada 100 mil personas’.
Las imágenes de las cámaras durante el amotinamiento en la cárcel de Turi, el 23 de febrero de 2021, son de terror. Ese día cambió el panorama delictivo en Ecuador. Previamente, los psicópatas ‘Los Choneros’ y sus bandas aliadas se habían disputado las cárceles con grupos como ‘Los Lagartos’ y ‘Los Cubanos’.
Pero ese 23 de febrero, por primera vez, ‘Los Lobos’ y ‘Los Tiguerones’, comandados por ‘Pipo’ y el ‘Negro Willy’, ordenaron ataques a las estructuras de ‘Los Choneros’ en cuatro cárceles: Turi, Azuay, CPL Cotopaxi, Latacunga, y la Regional y la ‘Peni’ en Guayaquil. De ese motín múltiple, 79 presos resultaron asesinados.
El 9 de agosto del 2023 murieron asesinados seis colombianos implicados en el magnicidio del candidato presidencial Fernando Villavicencio. En Ecuador las mafias del narcotráfico se manejan desde las cárceles como en México, por eso se desatan las sangrientas guerras donde lamentablemente todavía se fuga el responsable de ordenar la muerte del candidato a la presidencia, el irredimible cabecilla de ‘Los Choneros’, el tal ‘Fito’, que podría tener su madriguera en el Perú. Apago el televisor.
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