Nicolás Maduro. Foto: AFP PHOTO/VENEZUELAN PRESIDENCY
Nicolás Maduro. Foto: AFP PHOTO/VENEZUELAN PRESIDENCY

Este Búho no cree que haya político más despreciable que Nicolás Maduro. No solo arruinó política y socialmente al pueblo venezolano, sino que ahora pretende ganar una elección totalmente amañada. Once años está atornillado en el poder, pero esta vez no la va a tener tan fácil. El pueblo ya no aguanta más. El sueldo mínimo, que antes alcanzaba para pagar el alquiler de la casa, la comida y los servicios básicos, hoy equivale a un poco más de 3 dólares producto de la hiperinflación, y con eso solo se puede comprar un cartón de huevos. Por eso, según los reportajes, hay niños, adultos y ancianos buscando en la basura trozos de fruta o verduras para cocinarlos en casa. Otros más avezados se dedican al robo y el secuestro. Nada funciona bien en la Venezuela chavista. Las empresas estatales, copadas por el ‘socialismo del siglo 21′, han sido saqueadas por corruptos y ofrecen servicios totalmente deficientes. La luz y el agua se cortan durante días y semanas, sin que nadie lo solucione.

Pero algo está cambiando en la sociedad venezolana. La oposición ha logrado sortear las trampas ya conocidas del manual chavista para la división y anulación de opositores. Se ha reinventado para capitalizar las expectativas de la desesperada población y mandar a Maduro al infierno. A ese dictadorzuelo le espera la cárcel. El pueblo ansía un cambio luego de décadas de hambruna y una migración masiva de venezolanos, como nunca se había visto: más de 8 millones según las Naciones Unidas.

Nicolás Maduro tiene miedo, pues el candidato opositor, Edmundo González Urrutia, encabeza todas las encuestas y es el seguro ganador de los comicios de este 28 de julio. Los bailes con reguetón en las tarimas y trago gratis ya no le dan resultados al dictador. Igual se espera un fraude masivo del gobierno, aparte de la distribución de dinero en las ‘tarjetas de la patria’ (el Yape de ese país) y el arresto de líderes opositores. La prensa independiente sostiene que Maduro ha invertido 118 mil millones de bolívares (3 mil millones de dólares) para ganar las elecciones. Claro está, esto se paga con devaluaciones masivas de la moneda y los consabidos incrementos de la inflación.

En estos 25 años en el poder, el chavismo ha hecho una alianza siniestra con una camarilla de militares que amenaza con sacar los tanques si el dictador pierde. Hace un tiempo, la gran esperanza de la oposición era María Corina Machado, quien fue golpeada salvajemente años atrás cuando era diputada. Le dieron patadas en el piso y le fracturaron el tabique nasal. Ella no se asustó y siguió con su trabajo. Por eso, y por su valentía, la llaman la ‘dama de hierro’. El chavismo le inició juicios e inhabilitó 15 años para ejercer cargos públicos. Así pensaron que la detendrían. Es más, por ser una política de derecha y representante de la burguesía, imaginaron que no tendría posibilidad de conectar con el pueblo, pero se equivocaron. Sus mítines congregan a mucha gente, que ha olvidado a otros líderes opositores como Leopoldo López, quien tuvo que huir del país junto con toda su familia, y a Enrique Capriles, que convocó a defender el voto y declarar el fraude en las elecciones de 2013 que lo enfrentó a Maduro.

Y finalmente Juan Guaidó, que huyó hacia Estados Unidos luego de jurar como presidente. A diferencia de todos ellos, Machado nunca se marchó y, de hecho, los chavistas la subestimaron tanto que le prohibieron salir del país. Fue así como ella se dedicó a recorrer el territorio animando a las personas a que se organizaran y a convencerlos de que un cambio sí era posible. Como no la dejaron postularse como candidata buscó a otra mujer para que la representara y fuese su voz. Intentó inscribirla en el Consejo Nacional Electoral, pero no la dejaron. Así, contactó a un político decente como Edmundo González, que ha unificado a la oposición bajo las banderas de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD). Cuando Corina supo que González, diplomático e intelectual, aceptó el reto, envió un X: ¡¡Venezolanos, avanzamos!! El mundo debe estar a la expectativa este 28 de julio por si se consuma un fraude.

Qué vergüenza que Verónika Mendoza y Sigrid Bazán, quienes representan a la izquierda peruana, se queden como Shakiras, o sea sordas, ciegas y mudas, ante la dramática situación venezolana. Apago el televisor.

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