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Los maravillosos años ochenta

El Búho fue un loco adolescente en los maravillosos años ochenta y los vivió con intensidad.
David Bowie. (HARALD MENK / DPA / AFP).

Este Búho se pone nostálgico ante todas las cosas feas que pasan en nuestro Perú. Fui un loco adolescente en los maravillosos años ochenta y los viví con intensidad. Pero no todo era color de rosa. Eran años que vivíamos en peligro. El arquitecto Fernando Belaunde gobernaba jaqueado por un terrible ‘Fenómeno del Niño’, que causó inundaciones en el norte, el peor de todos. Y la insania terrorista de Sendero Luminoso ejecutaba masacres de campesinos.

Hartos, los comuneros se enfrentaron a Sendero y le declararon la guerra matando a unos senderistas en Huaychao. Ocho periodistas llegaron de Lima para saber si en verdad campesinos los mataron. Al final, los comuneros de Uchuraccay los masacraron por equivocación con hachas, piedras y machetes.

El izquierdista Alfonso Barrantes ganó la alcaldía de Lima, el boxeador trujillano Orlando Romero disputó el título mundial en Nueva York y fue noqueado por el norteamericano Ray ‘Bum Bum’ Mancini cuando el peruano estaba arriba en las tarjetas. En las discotecas sonaban canciones como ‘Power, corruption and lies’ de New Order (¡que tire la primera piedra quien no bailó ‘Blue monday’), ‘War’ de los U2 (‘Sunday bloody sunday’, ‘New years days’), ‘Synchronicity’ de The Police (tremenda balada ‘Every breath you take’), ‘Seven and the ragged tiger’ de Duran Duran (‘The reflex’), ‘She’s so inusual’ de Cindy Lauper (ese año Madonna parecía una recatada alumna de colegio de monjas comparada con la achorada ‘punkie’ de Brooklyn), que gritaba en su superbailable tema que ‘...las chicas solo quieren divertirse’. Fue un año muy movido. Aquí tres discos imprescindibles que nos marcaron e hicieron escapar del mundo cruel.

’LET’S DANCE’ (DAVID BOWIE): En los inicios de los ochentas, Bowie actuaba en teatro (‘El hombre elefante’) y el cine: ‘El ansia’ y ‘Furyo’ (Merry Christmas, Mr. Lawrence). Hasta que en marzo de 1983, un single hipnótico llamado ‘Let’s dance’ nació y mostró -con el novedoso apoyo de la flamante cadena de videos MTV- que el maestro seguía inconformista y se asoció con el ‘rey Midas de la música disco’, el guitarrista funky del mítico grupo Chic, Neil Rodgers, para que le produzca el que sería el disco más comercial de su prolífica carrera.

El primer sencillo daba nombre al LP, ‘Let’s dance’, y la declaración de Bowie tomó más impacto entre la crítica cuando salió el videoclip en MTV: “Tiene que ver con la relación entre el capitalismo y el racismo a los aborígenes en Australia. Por mucho que ame este país, es probablemente uno de los más intolerantes racialmente del mundo”, dijo en una entrevista a Rolling Stone.

Ni qué decir del tercer single, el entrañable y bailable ‘Modern love’, donde el músico luce terno y corbata, y proclama que ‘el Dios y el hombre sin confesiones, sin religiones, no creen en el amor moderno’. David trazó el futuro con suspiros retro y nuevamente se adelantó a su época.

’MADONNA’ (MADONNA): “A diferencia de los demás, yo haría cualquier cosa / no soy la misma, no tengo vergüenza”, proclamaba una joven Madonna de 24 años en ‘Burning up’, del álbum debut de la ‘chica material’ de Detroit. Al escuchar el disco 40 ‘cheques’ después, resulta difícil pasar por alto sus agallas y temple.

Se hace casi imposible no bailar con el teclado funky de ‘Lucky star’. O no perderse en los estribillos recurrentes de canciones como ‘Borderline’ o con ‘Everybody’. O no dejarse llevar por el jolgorio de la percusión de ‘Holiday’, la canción más perdurable. Madonna controlaba por completo su arte, incluso en sus comienzos.

“Será mejor que pienses en mí”, exige en un verso especialmente pegadizo. Pero nadie podría imaginar que capturaría la mente de todo el mundo y sería la reina indiscutible del pop del siglo anterior y el actual, convertida en la madre putativa de sus acolitas Britney, Perry, Cyrus, Swift y demás cachorras.

’CLICS MODERNOS’ (CHARLY GARCÍA): Concebido en 1982, en momentos en que los argentinos estaban a punto de tirar la cadena para que la sanguinaria dictadura militar se vaya por el desagüe, el bigotón se corta el pelo, se vuelve moderno y nos hizo bailar -y pensar- a toda la juventud latinoamericana con nueve temas que parecen ‘grandes exitos’. Uno mejor que el otro.

Grabado en Nueva York, en ‘Electric Lady’, el mejor estudio del mundo, con el legendario productor Joe Blaney (‘The Clash’, Prince) donde concibieron sonidos post punk, new wave con telarañas de teclados ominipresentes, el bajo de Pedro Aznar y sincopadas cajas de ritmos. ‘Clics modernos’ (1983) lo catapultaría como estrella continental. Temas que no eluden la situación de la dictadura: ‘Nos siguen pegando abajo’, ‘Los dinosaurios’, que aborda un asunto doloroso, expresado con desgarro sobre los desaparecidos.

Junto a homenajes al gran James Brown: ‘No me dejan salir’, autocriticas: ‘Dos cero uno (transas’), sátiras a las cirugías plásticas: ‘Bancate ese defecto’, o al desarraigo: ‘No soy un extraño’. Un disco que inauguró una época, una luz después de años de oscuridad en Argentina, acompañado de otros dos discos emblemáticos: ‘Vasos y besos’ de Los Abuelos de la Nada (‘Mil horas’, ‘Así es el calor’, ‘Chalamán’) y ‘La dicha en movimiento’ de Los Twist. Apago el televisor.

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